Cuando nos levantamos, ese 14 de Febrero, en mi mente estaban ciertos
planes:
Dar los chocolates de San Valentín que les compramos a nuestras amigas,
visitar la zona de Teramachi con Jordi (mientras ellas trabajaban), juntarnos
para comer en algún lugar, seguir paseando e ir juntos a una izakaya.
Eso era lo que pensábamos que pasaría. Nada nos había preparado para los
planes "reales" de las sensei. jeje.