En este post os contaremos lo poco que hicimos en los dos siguientes días de
  nuestro viaje, puesto que básicamente lo dedicamos a descansar para que Jordi
  se recuperara. 
  Tal y como decidimos la noche anterior, nos levantamos pronto para ir a
  Nagasaki. 
  Jordi estaba a 37º y decidí no darle más paracetamol para comprobar si volvía
  a subirle más la fiebre o no. 
  Como estábamos muy cansados, nos subimos al bus que paraba justo enfrente del
  hostel y que nos dejaría en la estación de Hakata. 
  Para llegar a Nagasaki tuvimos que hacer trasbordo en Takeo Onsen, puesto que
  el nuevo Shinkansen Kamome no llega todavía a Hakata. 
  Pero el problema vino en el primer tren, que por lo visto se dividía más
  adelante y nos costó entender a que parte del tren teníamos que dirigirnos
  (íbamos muy cansados, yo estaba saturada por la situación... vamos que mi
  capacidad de entender japonés se vió mermada).
  Por suerte íbamos con tiempo y les fuimos enseñando el billete a los
  revisores que había en el anden, justamente para evitar confusiones, hasta que
  uno nos indicó que estábamos en el correcto. 
  Al llegar a Takeo el trasbordo era fácil, porque el Kamome espera la llegada
  de ese tren justo en la vía de enfrente, es bajar y subir.