Durante el viaje Caza Auroras realizamos varias actividades de día que nos
acercaron a la cultura y naturaleza del ártico.
En este post contaremos las que realizamos en la zona de Abisko y Kiruna,
en Suecia. Pero, como comentamos en el del
itinerario, éstas pueden variar entre temporadas y siempre estarán sujetas a la
meteorología del momento.
De lo que estamos seguros es que se aprende mucho, sean cuales sean las
actividades que se acaben realizando.
En nuestro caso, por la época en la que fuimos, las actividades que realizamos
eran de invierno, con todo nevado. Y las horas en que se realizaron estaban
sujetas a las pocas horas de luz que hay por esas fechas.
*Nota 2024: Jesús ha creado su propia agencia local llamada Northern Wilds, donde también podéis contratar viajes fotográficos, tanto para ver auroras, como fauna del ártico. Él fue nuestro guía la mayoría de los días y, además, es el fotógrafo profesional con el que Jordi pudo hablar y aprender trucos sobre fotografiar auroras y el cielo nocturno. Así pues, os lo dejamos aquí, para que le echéis un ojo a su propuesta: viajes organizados y excursiones de un día, por la zona de Abisko. En sus viajes están las cenas y comidas incluidas, con gastronomía local. Para nosotros fue un guía estupendo, así que no dudamos en recomendarlo.
*Nota: 55 Grados Norte traslada la agencia a Noruega a partir de 2025, y sus caza auroras serán en Tromso. Si os interesa viajar a esa zona, echadle un ojo a su propuesta de viaje.
1.-Secretos de Abisko:
En esta actividad los guías te llevan a varios de sus rincones favoritos para
poder contemplar los preciosos paisajes de la zona. Son varias paradas, a las
que te acercas en coche y después caminas un poco.
Ese día estábamos por debajo de -20ºC, así que salimos con toda
la equipación
(mono térmico incluido) pero con nuestras botas, porque ya explicamos que nos
resultaban más cómodas para caminar.
A la hora acordada Jesús, que sería quien nos acompañara ese día, nos pasó a
recoger y fuimos a la primera parada: un mirador con vistas al lago.
Para llegar hay que caminar un poco en subida, pero no es mucho rato y
llegamos sin problemas. La verdad es que las vistas desde allí son
espectaculares, y más con la luz de ese atardecer eterno que teníamos en esas
fechas...
Aquí empezamos a aprender detalles de la zona, de sus habitantes y del cambio
climático: ese lago debería estar ya congelado, pero cada vez sucede más tarde...
De ahí, tomamos un sendero que nos llevó hacia una cascada congelada,
literalmente ¡caminando sobre el río congelado!
Obviamente esto solo se puede hacer con guías expertos, que saben donde pisan en cada momento y que pueden comprobar si
realmente aguantará el paso de personas. En el tramo final solo Jordi se
atrevió a seguir a Jesús, había que subir con cuidado por un pequeño lateral y
yo, que con mi patosidad ya me había caído en terreno llano... decidí que
mejor no. jeje
En los tramos con nieve más blanda vimos rastro de huellas y Jesús nos estuvo
contando que pertenecían a liebres y lemmings (Sí, querida generación de los
80, los lemmings son animales reales, aunque su supervivencia diríamos que es
complicada, como en el videojuego. ¿Y es que, que broma de la evolución diseña
a un pequeño roedor ártico negro por arriba y blanco por abajo?)
Junto con un guía con tanta experiencia rastreando animales para
fotografiarlos, aprendimos mucho de sus costumbres, como diferenciar las
huellas...
De ahí nos acercó a otra cascada más grande, también congelada. Para llegar a
ella hay que bajar por una ladera un tanto inclinada (y luego subirla, obvio).
Pero aunque fuera gateando un poco, todos los miembros de la expedición lo
logramos (nos ofreció si alguien quería usar unos accesorios con tachuelas
para las botas, pero al final nadie lo vio necesario).
Aquí fue la única
vez que Jordi se atrevió a usar el dron, por el viento y por la temperatura (temía
que la batería se apagara por el frío y a saber donde se quedaba el dron y si
sería accesible a pie).
Para finalizar, fuimos a la zona donde hay un centro de información del parque
de Abisko (con restaurante).
Haríamos un pequeño paseo, bordeando un río que estaba semicongelado. Una
maravilla los colores turquesa del agua.
Allí aprendimos mucho más sobre la diversa fauna de la zona y también sobre los Samis y
el territorio Sápmi, que es la región de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia
habitada por este pueblo indígena. El término Laponia, que es el que usamos
normalmente, es considerado ofensivo por algunos de ellos.
Jesús nos llevó a un lugar donde se puede escuchar un canto tradicional Sami y
nos habló de la importancia de ese canto para ellos y para su identidad
cultural. Nos habló de la represión que recibieron por parte de los países
escandinavos, de como se han formado sus propios parlamentos para defender su
cultura y sus derechos, y de como, según el país, se han integrado a la vida
moderna de una u otra forma.
Olvidaros de las aldeas tradicionales con tipis y sus vestimentas
rudimentarias. Esos famosos poblados Samis que los turistas pueden visitar en
otros países (como Noruega) son fake. Creados para el turista. Al acabar la
jornada se van a sus casas con calefacción y vestidos con ropas modernas,
como nosotros.
También nos explicó, entre muchas otras cosas, que en Suecia los Samis no son
dados a participar en actividades turísticas, quieren privacidad y no verse
expuestos. Y es que el pueblo Sami ha escogido diferentes estrategias en cada
territorio.
Tanto Jesús, como Ainara durante el safari, nos comentaron muchísimas cosas
del pueblo Sami. Han hablado con ellos, conocen su historia y puedes ver como
muestran un gran respeto por esas gentes que han vivido en el ártico desde
hace siglos.
Al finalizar la ruta decidimos comer en el restaurante buffet del centro de
información. Había bacon, patatas salteadas, tortitas, salsa de arándanos,
ensaladas, además de zumos, agua, té y café (por 140SEK por persona). Comimos
dos días allí y siempre tenían una opción vegana (por si alguien lo prefiere).
Aunque también suele haber siempre algún plato calórico, para recuperarse
del frío.
2.-Safari de animales y hotel de hielo:
El segundo día realizamos el safari de animales por la mañana. Ainara nos
llevó hasta una zona de Kiruna donde suele haber muchos avistamientos. Pero
hay que tener en cuenta que eso siempre va a depender de los propios animales,
que viven en libertad.
De hecho, incluso en los desplazamientos normales se puede tener suerte y
verlos, así que ¡hay que abrir bien los ojos! Por ejemplo, yo vi una liebre ártica
corriendo, y yendo el día anterior con Jesús nos cruzamos con el primer reno
(que se fue rápido) y alce del viaje. De hecho, ese Alce fue el que vimos
mejor y más cerca de todos.
La política de
55 grados norte
es respetar la naturaleza, así que nunca sacarán el coche de la carretera para
acercarse a los animales o perseguirlos. Y si ven factible bajarse con cuidado
para hacer fotos, sin molestarles, os lo dirán.
La zona donde se lleva a cabo el safari está habitada por Samis, otra
oportunidad más para seguir hablando sobre su cultura y vida. Ahora bien, sus
casas se vislumbran al pasar con el coche, en ningún caso, por respeto a
ellos, se hace parada para hacer fotos ni nada parecido. Tampoco es que tengan nada en especial, son casas modernas normales y corrientes como las de cualquier otra persona.
En cuanto a los animales, los que más vimos son renos, algunos de ellos muy
cerca. Por cierto, entre todas las cosas que aprendimos sobre los animales,
algo que nos chocó fue saber que quienes tienen cuernos en invierno son los
renos hembras. Es decir, que ¡las que tiran del trineo de Santa Claus son
hembras! ¡¡¡Es Rudolfa, no Rudolf!!!
También vimos algunos alces, pero algo más alejados y tímidos,
resguardados.
¡Ah! Y Jordi y Ainara vieron salir volando una perdiz nival (por suerte,
porque se ponen en la carretera y no hay quien las distinga por su color
blanco).
Al rato empezó a levantarse una pequeña ventisca de nieve, así que nos
trasladamos al siguiente destino: El hotel de hielo cerca de Kiruna.
Y si aprender sobre los Samis parece interesante, también lo es hacerlo sobre
los suecos que deciden vivir en esa zona tan extrema. Creo que nuestro mayor
consejo a futuros viajeros es: ¡Preguntad! No os cortéis. Porque aprenderéis
muchas cosas sorprendentes y diferentes a lo que estamos acostumbrados.
El hotel de hielo, al igual que en Rovaniemi, tiene una zona de bar donde se
puede tomar algo (aunque éste carece de restaurante) y después la zona de las
habitaciones, cada cual con una temática diferente y obras de arte esculpidas
en hielo.
Resulta curioso que la gente pague, y creedme que no es barato, por dormir en
hielo... ¿Os atreveríais?
Como Kiruna está a algo más de una hora de Abisko, y encima se complicaba la jornada con
la ventisca, decidimos comer cerca de allí para que no se hiciera más tarde.
Ainara nos llevó a un local estilo kebab donde comimos una especie de durum
con carne de reno ahumada, muy bueno (por 10€ cada uno).
3.-Ruta de Senderismo:
Este día teníamos que realizar una ruta con raquetas de nieve, pero como
seguía nevando a ratos y con mucho viento, Ainara no vio recomendable meternos
por caminos de nieve blanda.
Así que, adaptó la actividad y nos llevó a hacer una ruta circular a pie de unos 6km, en el parque natural (donde habíamos estado con Jesús el primer día, pero
tomando otro sendero y alejándonos más). En esa zona la nieve estaría más
compacta y el viento no levantaría remolinos de nieve.
Además, para mejorar el día, se trajo al mejor guía de todo el ártico: Jökull. *_*
La parte inicial de la ruta fue muy sencilla y con la nieve muy compacta. Aún
así, al estar en movimiento y no haber valorado la subida de temperaturas
(pasamos de -20 a -9ºC por las nevadas) empecé a pasar calor y tuve que atarme
el mono térmico a la cintura y abrirme la chaqueta. ¡Quien me iba a decir que
pasaría calor jeje! Y bueno, Jordi acabó sudando... así que ojo con llevar el
mono térmico extra si suben las temperaturas.
Como Jökull debió notar mi acaloramiento, decidió remediarlo en cuanto me
agaché para echarnos una foto (después de esa instantánea, acabé revolcada en la nieve jeje).
Fuimos pasando por miradores, bosque, llanuras... esa inmensidad blanca me
fascinaba.
Lo que no esperaba es que mi cuerpo empezara a fallar en una zona donde la
nieve no estaba tan compacta y había que levantar más las piernas.
Quienes nos vengan leyendo de hace tiempo ya sabrán que tengo Esclerosis
Múltiple. Y si bien no tengo, a día de hoy, impedimento físico en el día a
día, las temperaturas extremas pueden afectarme (en el
viaje a Tanzania lo expliqué con más detalle).
Así que, de repente empecé a notar ciertas secuelas de los brotes que había
tenido: una de las piernas empezó a no responderme bien y mi ojo derecho a ver
algo borroso... Aún así no me asusté. Sabía que era algo pasajero y que en
cuanto entrara en calor desaparecerían los síntomas.
Tenía claro que quería acabar la ruta y quería disfrutarla, así que, poco a
poco, seguí avanzando. Y Jordi junto con Ainara esperándome pacientemente.
El último tramo, que volvió a ser nieve bien compacta y encima cuesta abajo, me dio
aire en la recta final. jeje
Jordi no tuvo ningún problema, es una ruta sencilla, de paseo. Pero me gusta
comentar como me encontré yo porque se que algún/a compi de viajes tienen
también EM. Y así nos ayudamos a saber que esperar de los viajes.
Para quien no sufre nada parecido, algo así no tendrá mucha importancia, pero
yo me sentí genial por haberlo superado y finalizado.
La ruta finaliza justo en el centro de información, así que volvimos a comer
allí en el buffet. Esta vez una carne en salsa muy buena. Y como ya sabía, en
cuanto descansamos a cubierto, los síntomas se desvanecieron.
Por cierto, esta actividad fue el extra que añadimos, al extender un día más
nuestro tour.
4.- Trineo de huskies:
Este día podíamos escoger entre moto de nieve o trineo de huskies.
Debo confesar que me chocó la propuesta del trineo, por el tema de los
animales. Así que le comenté a Ainara mis impresiones de Rovaniemi, donde
hicimos la actividad con un gran tour operador de la zona.
Allí cada pareja llevaba su trineo (uno de pie y otro sentado), unos 10
trineos siguiendo al guía durante media hora. Aunque los perros se veían
bien, respondieron a todas mis preguntas y hasta me mandaron artículos y
estudios sobre bienestar animal en los que participaban... el hecho de que
dejaran en manos inexpertas los trineos (a Jordi le costaba frenarlo, porque
pesa poco) y que los perros estaban nerviosos y mega excitados por correr no
me hizo sentir del todo cómoda y no lo disfruté.
Ainara me dijo que no me preocupara, que a ellos esa forma de hacer la
actividad tampoco les gustaba. En su caso, se va a la casa de un musher
profesional (los perros son todos de él) y él es quien lleva el trineo,
nosotros iríamos sentados.
Además la excursión es de dos horas, algo que a los huskies les va mejor que
no paseos cortos de 30 minutos (algo que yo misma había leído en un estudio de
bienestar animal, tras regresar de Rovaniemi, así que tenedlo en cuenta, mejor
paseos largos que no cortos).
Así que, como también habíamos hecho motos de nieve en Finlandia (y acabamos
con muchas agujetas, a tener en cuenta) optamos por darle otra oportunidad al
trineo.
Para esta actividad hay que equiparse bien, y en especial los pies. Así que id
con todo.
Al llegar vimos que el musher estaba preparando el trineo, los perros estaban
nerviosos, como yo los recordaba de la experiencia anterior. Pero esta vez vimos como fue uno por uno a calmarlos, acariciarlos, hablarles... No
saldríamos hasta que estuvieran tranquilos.
Además nos explicó como sentarnos y, sobre todo, como hacer contrapeso en las
curvas. Esto no era un trineo turístico de paseo, si no uno de verdad y había
que ayudar en su conducción.
La velocidad del trineo dependerá también del estado de la nieve. Como esos
días había nevado y había tramos donde estaba blanda, íbamos algo más lentos y
eso permitió a Jordi hacer algún vídeo. ¡Ojo con sacar el móvil cuando corren
porque si se os cae adiós muy buenas!
El paseo fue muy agradable y se notaba la diferencia en el estado de los
perros, la tranquilidad y control de ir con su musher dándoles órdenes que
entienden.
Ainara tenía razón, bajé con una sensación MUY diferente.
*Nota: Ahora, hay que comentar algo que no suele explicarse, igual por no empañar el relato (jeje) pero es la realidad pura. Y es que los perros son perros, es decir, que al salir a pasear pues aprovechan para aliviarse. Y los huskies lo hacen mientras corren. Así que a ratos, intentad no respirar profundo. jeje
Al llegar de vuelta, lo primero es recompensar a los perros con caricias y
unas chuches. Por cierto, que ni uno solo jadeaba de cansancio.
Para finalizar, nos invitaron a entrar a su casa (hay que descalzarse, como en
todas las casas nórdicas) y tomar algo caliente junto con unos rollitos de
canela caseros y unas galletas de jengibre. *_*
Allí pudimos hacer muchas preguntas y aprender sobre los huskies y el mushing.
Como por ejemplo que los huskies siberianos de las pelis no son buenos para
el trineo, porque son muy independientes y van a su bola, lo de las ordenes no
va con ellos. Peeeero lucen mejor que los huskies de Alaska, que son los que
se usan para tal cometido (ya habréis visto en las fotos del trineo que son
diferentes).
Y justo ellos tienen un huskie siberiano con malamute: ¡¡Thor!! El dueño y señor
de la casa. jeje
Thor y la líder, intentando pillar algo xD |
Pero no solo él nos acompañó dentro de casa, también lo hizo la líder del trineo (las lideres siempre
son hembras). Nos comentó que es con la que pasa más tiempo porque ha de crear un vínculo especial, confianza 100% el uno en el otro.
También nos contó que temperaturas aguantan y la ideal para correr (ojo que si sube de -15ºC les
hace demasiada calor), como son las competiciones, tiempos de descanso,
características según la posición en el trineo, jubilación de los perros y
como alguno de los ya retirados aún le hace saber cuando quiere salir con el trineo...
Fue un rato ameno en el que pudimos preguntarle todas nuestras dudas. Y me
dejó claro que ésta es la forma correcta de realizar la actividad: con un
musher profesional en quien los perros confían, para quien son algo más que
una herramienta turística. Al fin y al cabo, nosotros solo fuimos el lastre extra encima del trineo de una jornada más de entreno.
Ese día comimos en un food truck muy chulo, porque tenía un tipi donde poder comer a resguardo, bien calentitos. ¡Nos encantó!
Nosotros escogimos unas bandejas con carne de reno y alce, acompañado de patatas. Pero también hay opciones veganas. Eso más bebida nos costó 175 SEK por persona.
Estas fueron las actividades en la zona de Abisko, de temporada de invierno,
que escogimos. Y lo pasamos genial en todas y cada una de ellas.
De la escapada a Noruega hablaremos en otro post. ^_^
Hola... podrias dar la direccion donde contrataste el paseo de trineo? vamos a abisko en enero y queremos vivir una experiencia asi.. gracias....
ResponderEliminarBuenos días,
EliminarNosotros teníamos todas las actividades incluidas en el viaje que hicimos con 55 grados norte
https://instagram.com/55gradosnorte?igshid=YmMyMTA2M2Y=
Preguntadles a ver por la opción de contratar por libre... Porque a priori ellos lo que hacen son packs de viajes cazauroras.
Un saludo!