Tocaba madrugar para tomar el Shinkansen rumbo a Fukuoka. Eran casi 6h de
viaje desde la estación de Tokyo, con un trasbordo en Osaka (los trenes
directos, Nozomi, no entran en el JR Pass) y teníamos que pasar por el conbini
a por el desayuno y algo de picar para el trayecto.
Jordi amaneció sin fiebre pero con mucha tos y un dolor en las costillas que,
por desgracia, iría a más y le acompañaría el resto del viaje.


Como era de esperar, el tren hasta la zona de Kansai (Osaka/Kyoto) fue
llenísimo, pero en cuanto tomamos rumbo más al sur el número de personas, y en
especial de extranjeros, fue disminuyendo.
Fukuoka es la ciudad más grande de la isla de Kyushu, y actualmente es el
resultado de la fusión en 1889 de dos ciudades: la portuaria Hakata y la
ciudad castillo de Fukuoka.
De ahí que la estación principal a la que se llega con el tren bala se llame Hakata, así como el famoso ramen de la zona.
La ciudad nos recibió con lluvias, así que decidimos tomar un bus hasta el
hostel (Google Maps funciona muy bien en estos casos) e ir a descargar las
mochilas.
El hostel (ver post de alojamiento) resultó estar dentro de una shotengai (una calle comercial cubierta) con
varias opciones de restaurantes cercanos.

Como Jordi seguía sin mucha hambre, y menos como para zamparse un ramen, preguntamos a
los del hostel que nos aconsejaron el local de gyozas de la esquina.
Estaban muy buenas y nos comimos tres raciones, cada una por 298¥.


Al salir había dejado de llover, y vimos que justo en frente había una torii
de piedra en unas escaleras, que marcaba la entrada a un santuario.

Decidimos acercarnos a verlo, pensando que sería un santuario pequeño de
barrio. Hasta que al llegar arriba vimos que estaba conformado de varios
edificios y que habíamos entrado por una puerta secundaria.


¡Era el santuario Kushida! Muy querido por los lugareños ya que lo consideran
protector de la ciudad y celebran un Gion Matsuri muy importante en
verano.
Está consagrado a tres divinidades, entre ellas a la gran Amaterasu, diosa del
Sol.
Yo lo tenía marcado en mi mapa, gracias a mi compi viajera "Creciendo con mis viajes", que lo había visitado con anterioridad. Pero no me fijé en el mapa
hasta que no vi que el recinto era grande y se me iluminó la memoria. jeje


El santuario data del s.VIII y el recinto nos gustó mucho. Y, de paso,
aproveché para comprarle a Jordi un omamori (amuleto) para la salud.
Cuando salíamos del recinto, vimos que tienen expuesta una de las carrozas del
festival. Es realmente enorme.

En ese momento volvía a empezar a llover y decidimos dedicar la tarde al
centro comercial Canal City, al cual podíamos acceder desde esa zona por una
pasarela cubierta: ¡Perfecto para no mojarse!
Es un mega centro comercial que consta de varios bloques y un patio exterior
con un canal de agua (de ahí el nombre) muy bonito. Nosotros teníamos claras
las tiendas frikis que queríamos visitar y consultamos el directorio para ir
más directos. Por suerte resultaron estar casi todas en la misma zona, como
suele ser común.
Hicimos unas compras en el Donguri Garden de Ghibli y la Gundam Base (para un
amigo muy fan, que quería la figura exclusiva de esta ciudad).


Vistamos las tiendas Disney, Jump, Ultraman, Musculman, una pop up de
Evangelion... y nos pasamos por la Bandai Namco CrossStore, un mega complejo
que tiene parte de recreativas, parte de tiendas dedicadas a diferentes
franquicias de la marca, mega zona de gachapones...


Por ahora hay dos en Japón, la otra está en Yokohama. Y si os gustan las
recreativas japonesas, os podéis perder un buen rato en ellas...

Jordi empezaba a notarse no muy fino, pero cuando pensábamos en si volver al
hostel, vimos que estaban preparando un espectáculo donde las fuentes.
Consultamos unos carteles y resulta que iban a hacer un especial Disney (lo
que me dio un pelín de rabia es que hasta el día anterior fue de Evangelion,
pero bueno...). ¡Incluso montaron unas cámaras y unos presentadores para
retransmitirlo!
Decidimos quedarnos y la verdad es que estuvo muy chulo.

Ahora bien, después de eso, quedaba claro que Jordi no se encontraba bien.
Regresamos y confirmamos lo peor: ¡Volvía a tener fiebre alta! Recordando lo
que nos dijo
la doctora de Tokyo (ya había finalizado el antibiótico justo ese día), consulté con nuestras
sensei (las amigas a quienes íbamos a ver en Nagasaki) y nos dijeron que
pilláramos tren a su ciudad por la mañana. Si teníamos que regresar a un
hospital, ellas podrían ayudarnos.
Así que, bajé a hablar con los del hostel para avisarles que nos iríamos por
la mañana y que si querían podían poner la habitación como disponible a partir
de entonces.
En este caso sabíamos que perderíamos el dinero, puesto que era tema nuestro
la cancelación, pero no nos importaba. Lo que me sorprendió fue que
insistieron en devolvernos la tarifa turística que pagamos en efectivo al
llegar. Era muy poco y yo les quise hacer ver que no era necesario. Pero debido a su insistencia terminé aceptando y disculpándome por las molestias.
Para cenar me acerqué a un supermercado que vimos donde la parada de bus, ya
que son más baratos que los conbinis. Compré alguna bebida y 4 cosas para
cenar y a intentar dormir algo.
Nuestra aventura en Fukuoka quedó pendiente, en especial el ramen, pero
esperamos poder explicaros más de su historia y gastronomía muy
pronto.
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