2 de diciembre de 2018

Kyoto (Arashiyama, Kinkakuji y Kyo Odori)

Este día tocaba madrugar si queríamos disfrutar mínimamente de uno de los lugares más concurridos de Kyoto: Arashiyama y su bosque de bambú.
Pero mis ilusiones estaban puestas en que llegara la tarde... Aunque el clima no prometía darnos el mejor de los días, yo sabía que sería especial. Mi hermana todavía no tenía ni idea, pero íbamos a ver algo que le encantaría.

Kinkakuji

En este caso madrugar significó estar cogiendo el tren a las 7:09, rumbo Arashiyama con el desayuno del combini en la mano.
Ya sabíamos, por el viaje anterior, que la gente cada vez madruga más para ir a hacerse fotos. Pero esta vez alucinamos. Ni llegando a las 7:30h al bosque. ¡Ya había gente, en particular novias chinas, haciéndose fotos! ¿¿WTF??

Arashiyama
Arashiyama

Esta vez, la única forma de tener foto sin gente era o bien poniéndote estratégicamente delante:

Arashiyama

O bien sacándolas hacia arriba. jaja Es lo que hay. Yo sigo diciendo que a mi no me acaba de convencer el lugar. ¿Igual anocheciendo sin gente? No se si es posible, pero cada vez me atrae menos, prefiero ver bambús en otros lugares (como ciertos templos).

Arashiyama
Arashiyama

Pero justo este año supimos de un jardín cercano, en el que no nos encontramos con casi nadie. Si bien no es tan frondoso, caminar por él fue un gustazo.

Arashiyama

Se encuentra justo al lado del "Bosque de bambú" (aprovecho para recordar que se trata de una calle asfaltada) pero por ahora la gente no lo conoce apenas.
Nosotros llegamos dando un rodeo tonto por el barrio, pero en realidad es muy sencillo acceder a él. Justo donde empieza la calle del bosque principal, en vez de entrar en ella, se sigue hacia la derecha pasando por el pequeño santuario Nonomiya y cruzando las vías del tren. Justo pasadas las vías, a mano derecha se encuentra la entrada al pequeño jardín, que es gratis. (Ver localización en el mapa).

Arashiyama
Arashiyama

Después de un rato aprovechando la tranquilidad del lugar, regresamos hacia la zona de la estación y del río. A esas horas ya estaban llegando grupos grandes de gente para ver el bambú. Una locura.
Las tiendecitas todavía no habían abierto, así que nos dimos una pequeña vuelta por la zona (ya vimos monos en Shibu onsen, al inicio del viaje, así que no nos planteamos el verlos allí), compramos los pases de día del bus y tomamos rumbo al Kinkakuji.

Arashiyama
Arashiyama

Tras dos buses, llegamos a la entrada de uno de los templos más famosos de Kyoto: el Kinkakuji, mundialmente conocido por su pabellón dorado. (400¥)

Kinkakuji

El día estaba nublado, amenzaba lluvia, pero aún así pudimos fotografiar el bonito reflejo en el estanque.

Kinkakuji

A esas horas ya había mucha gente, hacía un buen rato que habían abierto, pero como no teníamos prisa esperamos pacientes a que la gente se fuera moviendo y logramos nuestro rincón para sacar fotos con calma al pabellón, que es lo más famoso del templo.

Kinkakuji

El templo era la villa de retiro del shogun Ashikaga Yoshimitsu , y según su voluntad, se convirtió en un templo zen después de su muerte en 1408. El edificio original fue arrasado varias veces por el fuego, la última en 1950 cuando un monje fanático le prendió fuego. El actual data de 1955. 

Kinkakuji
Kinkakuji

Después de hacerle fotos desde todos los ángulos, seguimos la ruta por el jardín, admirando el edificio de la antigua vivienda del sacerdote (todos los edificios están cerrados al público) y la casa de té que fue agregada en el periodo Edo. 

Kinkakuji
Kinkakuji

Justo cuando salíamos empezó a llover con bastante fuerza. Esa tarde teníamos una actividad reservada así que optamos por coger un bus hasta la estación central y comer allí tranquilamente.
Escogimos el restaurante Tonkatsu Wako (en la planta 11 de la estación), para que mi hermana y cuñado comieran el típico tonkatsu, filete de diferentes tipos (cerdo, pollo, etc) rebozado y con una salsa especial tipo BBQ (la típica que acompaña a este plato). Los menús eran muy completos y costaban entre 1100 y 1600¥, dependiendo de la carne. 

Tonkatsu

Como la lluvia no cesaba, habíamos madrugado y ya llevábamos muchos días de trote, optamos por ir a descansar un poco, tomar una ducha, cambiarnos y, llegada la hora, tomar el bus hacia el barrio de geishas Miyagawacho.
Mi hermana no lo sabía pero teníamos entradas para ver el Kyo Odori o "Danza de la capital", el baile de primavera que interpretan las geikos y maikos de ese Hanamikoji. 
Supimos de estos bailes gracias a la gente de Japonismo, y creí que sería una forma especial de poder admirarlas y verlas interpretar alguna de sus habilidades.
En el post de preparación ya explicamos como logramos las entradas. Escogimos las de 2da clase (2200¥ por persona) y fuimos con tiempo suficiente para que mi hermana y yo pudiéramos disfrutar de la ceremonia del té que se celebra antes (a los chicos no les gusta). 
Tras el momento de sorpresa inicial para mi hermana, compramos los tickets para la ceremonia (600¥ por persona), dejamos chaquetas y bolsos a los chicos, que fueron a sentarse ya en el teatro, y nos dirigimos a una sala donde había una geiko celebrando la ceremonia y una maiko asistiéndola. 

Estaba prohibido hacer fotos, tanto en la ceremonia como al espectáculo, y nosotros lo respetamos (A diferencia de algún turista que vimos. Da mucha rabia porque los japos ni osan intentar robar una foto. ¿Tanto cuesta comportarse? En fin.).
Nos sentaron donde había hueco y, mientras veíamos la ceremonia, nos trajeron un cuenco con el té matcha y un dulce. Yo recordaba muy levemente el protocolo, pero solo tuvimos que fijarnos en los japoneses que nos rodeaban e imitarles.
Estuvimos un rato admirándolas (van repitiendo las acciones para que lo vayan viendo los diferentes turnos de personas que entran) y, cuando vinieron a retirar nuestros cuencos de cerámica, nos llevamos una grata sorpresa: ¡El pequeño plato de cerámica donde venía el dulce era un regalo! Y nos mostró que estaba grabado el nombre del evento, en caligrafía japonesa. 
Por 600¥ habíamos admirado de cerca una geiko y una maiko practicando la ceremonia del té, disfrutado de la degustación de matcha y el dulce tradicional, y nos íbamos con una pieza de cerámica de recuerdo. ¡Estábamos entusiasmadas y aún faltaba el baile! 

Con una gran emoción fuimos a reunirnos con los chicos, donde pudimos admirar la preciosa decoración del teatro. Estaba prohibido hacer fotos al espectáculo pero no al teatro en sí, así que al finalizar hicimos alguna foto. 

Miyagawacho

Para entender la actuación, que dura una hora, nos dieron un programa en inglés donde explicaban que la primera mitad era una mezcla del "Lago de los Cisnes" con el cuento de "Takeru", un héroe de la tradición japonesa. Y la segunda mitad conmemoraba el 150 aniversario de la restauración Meiji mostrando diferentes escenarios de Kyoto. Ambas partes tenían diferentes actos, todos explicados en el programa. 
Todo el espectáculo va acompañado de música tradicional, que es tocada en directo. 
A mi hermana y a mí nos encantó (además vimos 16 geikos y 17 maikos actuando) pero por ejemplo, a Jordi se le hizo pesado... La música es lenta y dramática en gran parte del espectáculo y él ya no es muy fan de este tipo de entretenimiento... así que depende mucho de los gustos de cada cual. 

Fuera como fuere, resultó otro momento especial de nuestro Japón 3.0 y de su "luna de miel". ^_^

Al salir diluviaba y, por un momento, lo lamenté porque ese ere el Hanamikoji donde tenía planeado callejear para ver a las geikos y maikos caminar tranquilamente y pedirles fotos. Pero con ese tiempo... ¡Pero espera! ¿Eso no es una Maiko?

Miyagawacho

¡Pues sí! Resultó que a pesar del diluvio algunas maikos salieron de todas formas. Y comprobamos que, ciertamente, allí pasean tranquilas, alejadas del acoso de Gion. 

Miyagawacho
Miyagawacho

Tanto que incluso una se paró a hablar con una ¿vecina? No sabemos pero la conversación parecía muy familiar... (Disculpad que el vídeo está grabado en vertical)


En total vimos tres maikos en muy poco tiempo, pero la intensidad de la lluvia nos hizo cancelar el paseo por la zona. Aún así nos fuimos muy contentos con la experiencia y con la seguridad de que, si regresamos a Kyoto, cambiaríamos Gion por otros hanamikoji menos transitados (en la web de Japonismo tienen la lista de todos los que hay). 

Nos apresuramos para llegar a la zona comercial que está cubierta, visitamos la Disney Store y cotilleamos las tiendas subiendo por teramachi, hasta llegar al restaurante escogido para cena. 

Teramachi

Al mediodía había triunfado el tonkatsu y apetecía repetir, así que fuimos al Buta Gorilla, un restaurante que nos encantó en el segundo viaje y de donde salimos llenísimos. 
Se ha de escoger el tipo de carne que se quiere, el tamaño, y la salsa para la carne (la chica nos mencionó varias pero no logré entenderla así que le dije que trajera la más normal o típica). 
Y te traen: la carne, ensalada, sopa miso y arroz para parar un tren, aderezos para la ensalada, la salsa y un cuenco con semillas de sésamo.
Bien, la chica nos explicó que teníamos que moler las semillas nosotros mismos con un mini bastón que nos dio, añadirle la salsa al gusto y listo para mojar la carne. 
La mesa era un espectáculo...¡No nos cabía nada más! jaja Y estaba todo delicioso. 

Tonkatsu
Tonkatsu

Jordi y yo pedimos solomillo pequeño y nos costó 1250¥ por persona. 

Satisfechos con la cena regresamos en bus al hostel, para aprovechar el pase de día que habíamos comprado. Seguía lloviendo mucho, así que no invitaba a pasear... mejor descansábamos para volver a madrugar al día siguiente. Nos esperaba un día intenso en cuanto a visitas. Por suerte, sin lluvia. 



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