He de admitir que Zaragoza no estaba en mi lista... Una ciudad cercana a Barcelona, sí, pero nunca la había contemplado como escapada.
Sin embargo, los astros se alinearon a su favor. Resultó que este año, en febrero, teníamos un viernes festivo. Genial para una escapada de tres días, pero Jordi estaba liado con el master, si quería irme sería en solitario... Así que como no me apetecía complicarme mucho para irme tres días y sola, empecé a mirar opciones cercanas y baratas.
Mientras hablaba con unos compis viajeros, recordé la de veces que habíamos hablado de vernos en persona y en ese momento lo vi claro: ¡Si viajaba a Zaragoza podría reunirme con tres de ellos!
Tras confirmar que el tren no me salía caro (37€ i/v) y que todos ellos estarían en Zaragoza para esas fechas (punto importante tratándose de viajeros) tomé la decisión.
Mi sorpresa vino al empezar a buscar información sobre la ciudad: Ruinas romanas, casas señoriales, una fortaleza... ¿En Zaragoza? Bien, quizás había subestimado la ciudad. Sin duda prometía una escapada MUY interesante.
Y si a eso le sumamos el ir de tapas con los chicos de "Mi Mundo en una Maleta", "Notas en mi Libreta Viajera" y "Siuler Viajes y Fotos"... las risas estaban aseguradas.