En una visita normal este día habríamos madrugado para poder llegar pronto a Potsdam, concretamente al Schloss de Sanssouci, para poder hacernos con las entradas combinadas que nos permitirían visitar los diferentes palacios de la época prusiana que se hallan en la ciudad.
Pero ésta no iba a ser una visita "normal" a la zona y el culpable de ello es Héctor, de "Mi Baúl de blogs".
Recuerdo que un buen día, durante su viaje a Berlín, subió al Facebook la foto de una fachada retando a los lectores a identificar que pasó en esa mansión. A mi me sonaba mucho, hacía poco que había vuelto a ver la película basada en ello, y no tardé en encontrar la respuesta: ¡La conferencia de Wannsee!
¡No tenía ni idea de que se pudiera visitar! Y para rematar, mas tarde, subió una foto de otro lugar donde ocurrió una reunión clave: La conferencia de Potsdam.
Ese día Héctor marcó la dirección de nuestra visita a Potsdam. Sacrificamos los palacios prusianos (solo los vimos por fuera) en favor de unos lugares claves en la historia de la II G.M.
Como la "Haus der Wannsee-Konferenz" no abría hasta las 10am nos levantamos con calma. Cogimos el desayuno en el chiringuito del metro. Dos hot chocolates, una pasta rellena de mermelada de manzana y un bocadillo por 4,65€. Estaba todo muy bueno y barato, sin duda nuestra mejor opción para el desayuno.
Y nos fuimos a por el tren con dirección Wannsee (S1 o S7).
A llegar hay que tomar el bus 114 hasta la mansión, pero la parada no es justo la que está del lado de la estación (esa es la de vuelta) sino la que está en frente, cruzando la calle.
El bus pasa cada 20 minutos pero tuvimos suerte y llegamos que justo iba a salir. El recorrido hasta la mansión nos mostró una zona residencial alrededor del lago Wannsee. Un lugar lleno de barcas donde los alemanes van a pasar unos momentos de ocio.
Al poco, allí estábamos, delante de la mansión que albergó la "Conferencia de Wannsee". Una reunión que trató la horrible "Solución Final" que el tercer Reich llevaría acabo contra los judíos y otros prisioneros.
Recomendamos ver la película que comparte el mismo título "La solución Final" ("Conspiracy" en versión original), porque resulta estremecedor e inquietante como se llevo a cabo todo el tema.
La entrada es gratuita, tienen panfletos en español y aceptan donativos.
En enero de 1942, 15 oficiales nazis de alto rango se reunieron en esta villa. Entre ellos Reinhard Heydrich, apodado "la bestia rubia", general de las SS (y segundo al mando por debajo de Himmler), jefe de la Gestapo... el mismísimo Hitler lo llamaba "El hombre de corazón de hierro".
Él fue el encargado de explicar al resto el asunto que los reunía: Desde la expansión Nazi por Europa el número de judíos era, para ellos, insostenible.
Las ejecuciones llevadas a cabo hasta entonces eran lentas y "crueles" para los verdugos, que tenían que soportar el matar a personas directamente. Así que, habían ideado la "Solución final": Cámaras de gas donde utilizarían el Zyklon B. Una acción mas eficaz, rápida y barata para acabar con el problema judío (y otras etnias o clases de prisioneros).
Este párrafo puede resultar cruel, pero es así como ellos lo plantearon... y precisamente es esta visión la que lo hace tan espeluznante.
En esta sala fue donde se llevó a cabo la reunión que marcaría el fatal destino de miles de personas.
Aunque algunos lo aprobaron con reticencias, el hecho es que el debate no giró entorno a si se debía aprobar o no. Ese tema Heydrich lo tenía MUY claro, debía hacerse. ¿Pero hasta que grado? ¿A quienes considerar judíos? En los matrimonios mixtos, ¿Lo eran los hijos? ¿Los nietos?...
Conservan los documentos y pudimos leer las dudas que tuvieron sobre que grado "familiar" metían dentro de la "Solución final". Resultaba duro leerlo y pensar que era real, que había sucedido ese debate.
Pero ésta no iba a ser una visita "normal" a la zona y el culpable de ello es Héctor, de "Mi Baúl de blogs".
Recuerdo que un buen día, durante su viaje a Berlín, subió al Facebook la foto de una fachada retando a los lectores a identificar que pasó en esa mansión. A mi me sonaba mucho, hacía poco que había vuelto a ver la película basada en ello, y no tardé en encontrar la respuesta: ¡La conferencia de Wannsee!
¡No tenía ni idea de que se pudiera visitar! Y para rematar, mas tarde, subió una foto de otro lugar donde ocurrió una reunión clave: La conferencia de Potsdam.
Ese día Héctor marcó la dirección de nuestra visita a Potsdam. Sacrificamos los palacios prusianos (solo los vimos por fuera) en favor de unos lugares claves en la historia de la II G.M.
Fotograma de la película "La solución Final", ©HBO films |
Como la "Haus der Wannsee-Konferenz" no abría hasta las 10am nos levantamos con calma. Cogimos el desayuno en el chiringuito del metro. Dos hot chocolates, una pasta rellena de mermelada de manzana y un bocadillo por 4,65€. Estaba todo muy bueno y barato, sin duda nuestra mejor opción para el desayuno.
Y nos fuimos a por el tren con dirección Wannsee (S1 o S7).
A llegar hay que tomar el bus 114 hasta la mansión, pero la parada no es justo la que está del lado de la estación (esa es la de vuelta) sino la que está en frente, cruzando la calle.
El bus pasa cada 20 minutos pero tuvimos suerte y llegamos que justo iba a salir. El recorrido hasta la mansión nos mostró una zona residencial alrededor del lago Wannsee. Un lugar lleno de barcas donde los alemanes van a pasar unos momentos de ocio.
Al poco, allí estábamos, delante de la mansión que albergó la "Conferencia de Wannsee". Una reunión que trató la horrible "Solución Final" que el tercer Reich llevaría acabo contra los judíos y otros prisioneros.
Recomendamos ver la película que comparte el mismo título "La solución Final" ("Conspiracy" en versión original), porque resulta estremecedor e inquietante como se llevo a cabo todo el tema.
La entrada es gratuita, tienen panfletos en español y aceptan donativos.
En enero de 1942, 15 oficiales nazis de alto rango se reunieron en esta villa. Entre ellos Reinhard Heydrich, apodado "la bestia rubia", general de las SS (y segundo al mando por debajo de Himmler), jefe de la Gestapo... el mismísimo Hitler lo llamaba "El hombre de corazón de hierro".
Él fue el encargado de explicar al resto el asunto que los reunía: Desde la expansión Nazi por Europa el número de judíos era, para ellos, insostenible.
Las ejecuciones llevadas a cabo hasta entonces eran lentas y "crueles" para los verdugos, que tenían que soportar el matar a personas directamente. Así que, habían ideado la "Solución final": Cámaras de gas donde utilizarían el Zyklon B. Una acción mas eficaz, rápida y barata para acabar con el problema judío (y otras etnias o clases de prisioneros).
Este párrafo puede resultar cruel, pero es así como ellos lo plantearon... y precisamente es esta visión la que lo hace tan espeluznante.
En esta sala fue donde se llevó a cabo la reunión que marcaría el fatal destino de miles de personas.
Aunque algunos lo aprobaron con reticencias, el hecho es que el debate no giró entorno a si se debía aprobar o no. Ese tema Heydrich lo tenía MUY claro, debía hacerse. ¿Pero hasta que grado? ¿A quienes considerar judíos? En los matrimonios mixtos, ¿Lo eran los hijos? ¿Los nietos?...
Conservan los documentos y pudimos leer las dudas que tuvieron sobre que grado "familiar" metían dentro de la "Solución final". Resultaba duro leerlo y pensar que era real, que había sucedido ese debate.
En el resto de la casa se puede leer, en inglés, sobre todo el tema del holocausto: propaganda del régimen, los campos de concentración, etc.
También se puede pasear por la parte posterior del jardín, que da al lago. La casa realmente es bonita, y también el entorno.
Tras finalizar la visita volvimos a la misma parada de bus, puesto que el recorrido es circular, para regresar a la estación y coger el S7 rumbo a Potsdam, antigua residencia real prusiana.
Al llegar, pasamos por la oficina de turismo de la estación y allí nos dieron un par de mapas con los recorridos de los autobuses.
A pesar de ser mediodía no teníamos hambre así que pasamos de la multitud de restaurantes tipo fast food y cafeterías que había. ¡Error! Si lo llegamos a saber cogemos algo para hacer mas tarde un pic-nic...
Nos fuimos en busca del bus que nos llevaría al Schloss Cecilienhof, un palacio de estilo Tudor construido en 1914 para el príncipe Guillermo y la princesa Cecilia, aunque mayormente quien residió en él fue ella.
Al llegar, lo primero que vimos fueron unos andamios y el edificio tapado. ¡Estaban en obras! Por unos instantes pensé que no podríamos disfrutar del aspecto tan bonito que tiene, personalmente me encanta el estilo Tudor, pero por suerte era solo un trozo el que tenían tapado.
Mientras Jordi hacía fotos yo fui a comprar las entradas (12€ los dos que quedaron en 9€ por la Berlín Welcome Card). El tema es que cuando entramos y empezamos a escuchar la audioguía ésta nos dice: Recuerden que no pueden realizar fotos a menos que hayan pagado el "extra" por ello y lleven la pegatina identificadora. ¿¿¿Perdón???
Cuando vi la cara de Jordi supe que acababa de oír lo mismo que yo y enseguida le comenté que no vi esa tarifa indicada en ningún lado, y la chica de venta de entradas en ningún caso me dijo nada... Que suele ser lo mas normal, ¿no? En otros lados te lo recuerdan para que la pagues...
En fin, resignados seguimos la visita donde explicaban tanto la vida de la princesa como la Conferencia de Potsdam, la reunión en la que se decidió el futuro de Alemania, tras finalizar la II G.M. y las condiciones de rendición de los Japoneses, a pesar que los USA ya estaban decidiendo lanzar la bomba atómica...
Todo iba bien hasta que entramos a la famosa sala de la conferencia. ¡Allí estuvieron Churchill, Truman y Stalin, y nosotros sin poder hacer fotos!
Siempre solemos respetar las normas, pero esta vez nos cabreaba saber que hubiéramos pagado la tarifa si nos lo hubieran indicado, así que Jordi se la jugó e hizo una rápido. (Os aseguro que no es fácil, hay vigilantes en cada sala llamando la atención si se intenta hacerlas).
La audioguía nos gustó, explica todos los tejemanejes de los USA, Unión soviética y Reino Unido tras la derrota de Alemania y las posiciones que empezaron a adoptar. No en vano se avecinaba la Guerra Fría...
Al finalizar volvimos a tomar un bus con rumbo al parque de Sansoucci, ideado por Federico el Grande a mediados del S.XVIII y que alberga varios palacios con bonitos jardines.
Nuestro error fue confiar en la oferta gastronómica de la zona, pero allí solo vimos un restaurante, caro y empezaba a ser tarde, y un chiringuito cutre de frankfurts, nada barato, con el que tuvimos que conformarnos.
Tras matar el hambre empezamos a caminar por el parque para observar los diferentes palacios, como el Schloss Sansoucci. Suponemos que por dentro ha de ganar... porque por fuera no nos pareció tan exuberante. Personalmente me quedo con la fachada de Cecilienhof.
Por desgracia, no podríamos comparar los interiores.
Lo que sí nos gustó mucho fueron los diferentes jardines que nos fuimos encontrando de camino al Orangerieschloss, que por cierto encontramos tapado por andamios.
¡Y el molino! Una replica de molino estilo holandés que está en funcionamiento. También nos gustó mucho.
Queríamos ver también la "Casa china" y los "Baños romanos" pero de repente empezó a caer un diluvio y tuvimos que refugiarnos un rato bajo los espesos árboles del parque. ¡Menos mal que son enormes y cabíamos muchas personas!
Los únicos que ni se inmutaron fueron los patos, algunos muy bonitos por cierto, que pasaron a ser el objetivo de los cámaras que se aburrían, como Jordi.
Pasado el aguacero seguía sin pintar bien el asunto, así que regresamos sobre nuestros pasos y menos mal, porque volvió a caer otro diluvio. La tarde iba de claros y chaparrones... y un parque no era la mejor opción para estarse, así que optamos por finalizar la visita.
De regreso pasamos por el centro, donde tenían montado un espectáculo, a pesar de la lluvia, de un grupo que se nos antojaron los "One Direction" alemanes... Así que, si algún día se hacen famosos, ¡Yo los vi en directo!
Volvimos a coger el S7 dirección a Berlín, pero antes haríamos una parada para ver un memorial conmovedor: El Gleis 17 (Vía 17) o Vía de la muerte.
Para visitarlo hay que bajarse en la estación Grunewald e ir hasta el fondo en busca de la vía.
Desde este andén salieron y por estos raíles, que hoy se pierden en el bosque, circularon 186 trenes cargados de judíos y otros presos enemigos del Reich dirección a los campos de exterminio.
En el borde del andén han colocado unas placas donde se puede leer la información de cada tren: día, mes y año de partida, destino (nombre del campo de exterminio) y número de personas.
Lo recorrimos entero, fijándonos en cada uno y viendo como el número de personas y la frecuencia de trenes aumentó drásticamente tras la aprobación de la "Solución Final".
Ahí uno es consciente de las consecuencias de la Conferencia de Wannsee. Y las velas y piedras que nos encontramos delante de algunas placas, a modo de ofrenda o recordatorio, hacen de éste, al menos para mi, el memorial mas conmovedor de todos los que visitamos.
De regreso a Berlín nos bajamos en la estación de Hackescher Markt, un edificio de ladrillo muy bonito y rodeado de muchos restaurantes y ambiente callejero. Nos quedaba un rato para la cena pero no teníamos ganas de visitar nada mas, así que fuimos callejeando hasta el hotel. Pasamos por Hackesche Höfe, varios patios conectados entre si que hoy albergan tiendas y cafeterías muy "cool" y la tienda del famoso Ampelmann, el muñeco de los semáforos del Berlín Este, que hoy en día es todo un símbolo de la ciudad.
Pero antaño estos patios albergaron las casas y negocios de los judíos berlineses. ¿Cuantos acabaron en los fatídicos trenes de la muerte?
Al llegar al hotel decidimos regresar a cenar al Rosenburger para, al menos, acabar bien un día que había resultado duro en cuanto a reflexiones y pensamientos. Aun así, terminamos muy satisfechos con las visitas que habíamos elegido realizar.
jajajj este día te debiste acordar mucho de mí. Mira que hablamos por las redes mientras visité estos lugares. La verdad es que a los que nos gusta la Historia son esos rincones de plata que llamo yo y que hacen el viaje redondo, no por lo lamentable del recuerdo sino son lugares que no deben caer en el olvido. Espero que te fuera gratificante en conocimientos ;)
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Estos lugares acaban siendo especiales para los que no sgusta tanto el tema.
EliminarAdemás suelen tener mucha importancia en ciertos acontecimientos históricos que bien merecen ser recordados.
Y si, siempre se aprenden detalles de la situación. Las visitas fueron gratificantes, que no quita que sean duras.
un saludo y merci d enuevo por el descubrimiento ;)
Caramba Vero, que mal rollo da esto del Gleis 17. Estuvimos en Postdam, pero la verdad es que la Gleis 17 no la vimos (no paramos en esta estación que comentas). Se te hiela la sangre.
ResponderEliminarLa verdad es que si...empiezas a recorrer en silencio las placas y cuesta de asimilar. Ademá sno había nadie, vamos que puedes meditar sobre lo que pasó allí. Es duro, pero es historia...
EliminarEs curioso como diferentes personas, visitamos y vemos los mismos lugares con distintos ojos.
ResponderEliminarNosotros fuimos a Postdam http://www.whattimesailing.com/como-ir-postdam-desde-berlin/ e hicimos lo que hace casi todo el mundo. Viendo vuestro diario se me acaba quedar cara de tonto, mira que no enterarme antes o no hacer mejor el trabajo previaje.
Muchas gracias por descubrirnos un Postdam diferente.
Saludos viajeros
Bueno, pero eso no quita que vuestra visita a Potsdam no fuera interesante ;)
EliminarSeguramente hay personas que prefieren la visita mas típica porque no les interesa tanto el tema de la IIG.M o porque ya están saturados del tema y prefieren cambiar de tercio.
Yo tuve suerte de ver que Héctor iba a estos lugares, y por eso pude informarme bien ^_^
Así que si os gusta la temática y volvéis, ya sabes que existen y pueden visitarse.
Eso es lo bueno de los blogs, el irnos descubriendo lugares ^_^
Un saludo
Mirame que es complicado leer en inglês.... poveretta! Quiero que los alemanes pongan paneles en español.... muy bien madame, trés joulie!!
ResponderEliminarNo entiendo tu comentario porque en ningún momento me quejo de que los carteles estén en inglés... Ambos leemos y hablamos inglés bastante correctamente.
EliminarNi se me ocurriría pedir que esté en español...
Solo me quejo en este post que a la hora de comprar las entradas nadie me informó del plus a pagar, en caso de querer hacer fotos... Ni vi cartel ninguno por aquel entonces (que además estaban en obras, así que puede que faltaran indicaciones).
Sinceramente no se a que viene tu comentario...