Y por fin... ¡Oporto!
Digo por fin porque he volado infinidad de veces a su aeropuerto, camino del pueblo, y nunca me había parado a visitarla. Sin duda, era una cuenta pendiente.
Así que cuando mi padre propuso aprovechar que en Semana Santa estábamos toda la familia junta, y que esa vez aterrizábamos muy pronto, para visitarla vimos la oportunidad de saldar esa deuda.






