28 de marzo de 2024

Kumamoto

Este día visitamos una de las reconstrucciones de castillos más impresionantes de Japón: el castillo de Kumamoto.

Kumamoto

Fue construido a principios del s.XVII por el señor feudal Kato Kiyomasa (considerado un innovador y genio de la ingeniería civil de la época), con la finalidad de ser una fortaleza inexpugnable. 
Y cumplió bien con su función, incluso unos años después de la restauración Meiji, en 1877, cuando Saigo Takamori y sus samuráis intentaron hacerse con ella durante su alzamiento.
A pesar de estar en inferioridad numérica, las fuerzas gubernamentales aguantaron el asedio durante dos meses, y tras eso, el bando de Saigo no pudo hacer más que retirarse, siendo el inicio del fin de la Rebelión de Satsuma.
Se dice que Saigo habría atribuido su derrota al mismísimo Kato (por haber planificado y construido un castillo tan inexpugnable). 

Kumamoto

Kumamoto

A pesar de aguantar el asedio, un incendio acabó con la torre principal y a día de hoy aún no se saben 100% las causas. 
La mayoría de estructuras actuales son una reconstrucción de 1960 (muy poco se conservó de la época original) que, para más inri, se vio muy afectada en 2016 por un gran terremoto que asoló la prefectura. 
Los daños fueron tales, que a día de hoy aún están con obras para volver a levantar y asegurar muchas de las estructuras afectadas. Y se calcula que hasta 2038 no estará todo restaurado completamente. 
Por suerte, lo primero que hicieron fue rehabilitar la torre principal y nosotros ya pudimos visitarla. La lástima es que el Palacio Honmaru Goten aún estaba cerrado y nos consta que era una zona preciosa de visitar.

Kumamoto

La entrada cuesta 800¥, pero se puede comprar una combinada por 860¥ en la que entra un pequeño museo del castillo llamado Wakuwaku-za. 
Este museo se encuentra en una zona llamada Sakurano-baba Josaien, a los pies de la fortaleza, pero primero visitamos el castillo. 

Recomendamos bajarse la app que mencionan en el panfleto en inglés que os dan a la entrada. Nosotros no caímos en ello hasta más tarde y resulta que toda la información que no está en inglés en el interior del castillo, donde hay exposiciones tipo museo, estaba en la app.

Los terrenos son grandes, pero como están en obras, han levantado unas pasarelas por las que caminar de forma segura, ya que muchos muros siguen inestables y medio derruidos. 
A lo largo del paseo, hasta la esplanada de la torre, han colocado paneles con fotos y explicaciones sobre cada una de las estructuras que se observan y que ahora están siendo rehabilitadas. 

Kumamoto
Kumamoto

Por fuera, el edificio principal impone. 

Kumamoto

La lástima es que antes del terremoto, a pesar de haberse reconstruido en cemento, habían decorado los interiores simulando el original: con madera y escaleras inclinadas (podéis verlo en el diario de mi compi Creciendo con mis viajes). Pero tras esta última catástrofe, aparte de añadir sistemas de seguridad a las vigas y cimientos, han optado por hacerlo todo muy accesible y eliminado ese aspecto antiguo. Ahora todo es cemento y paredes de museo. 
A nosotros, nos parece genial que sea accesible, por supuesto, pero nos preguntamos si no habría una forma de haber fusionado ambos aspectos. 

Kumamoto

El recinto es precioso, y tanto la esplanada como los caminos que lo rodean y el borde del foso, están llenos de cerezos, cuya floración pudimos disfrutar.

Kumamoto

A pesar de no poder andar libremente por todos los rincones, pudimos acercarnos, un poco, a la torre Uto, una de las pocas estructuras que se conservan de la época de su construcción. 

Castillo Kumamoto

Mientras nos íbamos, comentamos que es una lástima que no se pudiera visitar todavía el palacio y el resto de rincones. Puede que no sea uno de los 12 castillos que se conservan de origen, pero sin duda, es uno de los más impresionantes de visitar por todo su conjunto. 

Nos dirigimos al Sakurano-baba Josaien, devolviendo por el camino el saludo a unos niños que nos dijeron "HELLOUUU!" (aunque por sus ojos fuera de órbitas, no esperaban que yo les hablara en japonés jeje)  

Es una zona llena de tiendas con productos locales (entre ellos un maravilloso té) y restaurantes que intenta recrear un poco el ambiente de la época Edo. 
Aquí visitamos el museo Wakuwaku-za, donde vimos un video sobre la Rebelión de Satsuma y el asedio al castillo. Y aunque tenían información en inglés, es un lugar pequeño, pero por el costo de la entrada bien merece echarle una ojeada. 

Kumamoto

Nos tomamos unos helados (El mío de matcha al estilo sopa zenzai: con judía roja dulce y mochi. El de Jordi de soja tostada), compré té (que me dieron a probar y estaba buenísimo) y vimos a unos samurais animando el cotarro. 

Kumamoto
Kumamoto

Después del breve descanso, decidimos rodear la muralla para realizar un par de visitas.

El santuario Kumamoto-jo Inari, construido a la llegada de Kato Kiyomasa, para velar por la protección del castillo. 

Kumamoto
Kumamoto

Y de ahí al Santuario Kato, fundado a inicios del periodo Meiji. Es el lugar donde se venera al señor feudal y, entre otros, vienen a mostrar sus respetos y orar arquitectos y constructores. 

Kumamoto

Este lugar no pudimos disfrutarlo mucho porque había una especie de mitin político (de la derecha), con sus megáfonos y grupo de gente trajeada por medio. 

Cerca de allí está la antigua Residencia Hosokawa, la familia samurai que gobernó la zona tras el clan Kato, pero cuando fuimos todavía se encontraba cerrada por los efectos del terremoto. Así que, desandamos el camino y entramos en el edificio del ayuntamiento, el cual tiene buenas vistas al castillo desde la planta 14 y es de acceso gratuito (nosotros preguntamos en información y nos indicaron el ascensor).

Kumamoto

Como ya era la hora de comer, nos acercamos a unos grandes almacenes cercanos (suelen tener siempre algún piso con restaurantes) y acabamos comiendo unos okonomiyaki. Uno al estilo Osaka y otro estilo Hiroshima (con fideos). 
Los dos platos costaron 2680¥.

Kumamoto

Tras comer con calma, nos dirigimos al Kumamon Square, la oficina de Kumamon, la mascota más guay de todo Japón (y esto no tiene discusión alguna xD). 

Kumamoto

Yo soy muy fan de él y sabía que a ciertas horas podías ir a verlo en persona. Por aquel entonces había que ir un rato antes para pillar número. Me lo habían explicado por email (en japonés) pero quería confirmar la dinámica antes, así que nos pasamos a preguntar in situ. 
Me explicaron que lo había entendido correctamente (así que al día siguiente mi misión era encontrarme con Kumamon), dimos una vuelta por la oficina haciéndonos fotos y cotilleamos la tienda. 
Aunque por aquel entonces tenían poca cosa, porque en unos días cerraban para estar varias semanas de reformas. 

En el próximo post daremos más info del lugar, ya que esto solo fue una toma de contacto, para ir a tiro fijo a la mañana siguiente. 

Kumamoto

Justo al lado se encuentra un pequeño rincón que nos gustó mucho y no es apenas transitado. De hecho, estuvimos solos: la antigua casa de Lafcadio Hearn.

Kumamoto

Lafcadio, también conocido por su nombre japonés Koizumi Yakumo, fue un escritor británico del s.XIX, famoso por ser de los primeros en escribir sobre Japón. 
Se acabó quedando en el país y teniendo una familia mientras ejercía de profesor. Y fue su mujer la que le empezó a explicar relatos sobre el folklore del país. De ahí surgieron algunos libros sobre los espíritus y fantasmas japoneses, del cual yo tengo una preciosa edición ilustrada por Benjamin Lacombe: "Espíritus y criaturas de Japón".

En esta casa residió durante 3 años, y ahora se puede visitar de forma gratuita y aprender curiosidades de su vida. 
Como es una casa tradicional japonesa, nos descalzamos en la entrada mientras los gestos y saludos de dos hombres mayores nos invitaban a entrar. 
Nos preguntaron nuestra procedencia, chapurreando inglés, y al ver que yo sabía japonés se sorprendieron y nos mostraron varios detalles de la casa. Hablamos de España, de si era conocido o no el autor en nuestro sitio de origen (spoiler: No), etc. 

Kumamoto

Fueron muy amables y también nos dejaron momentos a solas para que pudiéramos leer los paneles informativos y ver la exposición con calma (está todo bien explicado en inglés). 

Esta pequeña visita nos gustó mucho, incluso a Jordi que no conocía al autor y cuya vida le resultó bien interesante. 
Además, los señores mayores fueron muy majos, intentando hablar con Jordi en inglés al ver que yo le tenía que traducir del japonés. 

Kumamoto
Nos despedimos con muchas sonrisas y varias reverencias y tomamos rumbo al centro comercial que estaba enfrente del hotel. 
Quedaba en el tintero ver unos jardines tradicionales en la ciudad, pero cerraban en breve y con Jordi dolorido por la bronquitis, no queríamos forzar. Sencillamente nos paseamos por las tiendas frikis, por la shotengai del hotel (calle comercial techada), hicimos lavadora y cenita en el sukiya. 

Kumamoto

Tocaba descansar para el encuentro del día siguiente. ^_^



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