31 de mayo de 2017

Kyoto (Higashiyama, Palacio Imperial y Gion)

Sin duda, éste fue el día que más madrugamos. A las 5:30h estábamos en pie para intentar ver sin mucha gente uno de los Must que tiene Kyoto: el Kiyomizudera, templo del agua pura. (Abre a las 6h)
Aunque lo habíamos visto de noche (un evento que hacen tres veces al año) en el primer viaje, esta vez queríamos disfrutarlo a la luz del día, poder observar sus detalles... y el madrugón bien mereció la pena. 
Además, con tantas horas por delante, el día acabó cundiendo mucho.

Kiyomizudera

Patrimonio de la Humanidad, su primera construcción data del año 778 pero, tras sufrir varios incendios, la mayoría de los edificios actuales datan del 1631.
No se trata de un solo templo, sino mas bien de un recinto religioso que alberga diferentes templos y santuarios y cuya visita, si se quiere ver con calma, requiere bastante tiempo. 
Para saber al detalle qué es cada edificio del recinto, aconsejamos leer un artículo muy meticuloso que tienen en la web de Japonismo, que sirve como una buena guía de visita.

Nosotros llegamos a las 7h a la estación de Kiyomizu-Gojo y, subiendo por la calle comercial que lleva al templo, ya nos encontramos con gente que buscaba evitar, al igual que nosotros, las masas de visitantes.

Al final de la subida, el color rojizo de la Puerta Niōmon y la Pagoda Sanjūnodō volvían a darnos la bienvenida al templo. 

Kiyomizudera

Tras pagar los 400 yens de la entrada, nos dirigimos al Hondo, el salón principal, famoso por su balcón de madera de 13 metros de altura, construido sin usar un solo clavo. 
Desde él se pueden observar unas vistas preciosas de la pagoda Koyasu y la fuente de la cascada Otowa.

Kiyomizudera
Kiyomizudera

Pero sin duda, las mejores vistas son justo enfrente, desde el Okunoin (cuando fuimos estaba tapado por restauración). Desde su balcón se observa la majestuosidad del Hondo, que en esos días aún estaba acompañado por un poco de las tonalidades rojas del momiji.

Kiyomizudera

*Nota: Desde Febrero 2017 hasta Marzo 2020 el salón principal y su terraza estarán cubiertos para realizar las obras de restauración. Consultar Japanguide para saber el estado de afectación al visitante.

Seguimos paseando por el recinto disfrutando del momiji, acercándonos a la pagoda Koyasu para contemplar el paisaje desde ella, y regresamos hacia la zona del Hondo, pero ésta vez por la parte inferior para poder acceder a la fuente sagrada de la cascada Otowa, que es justo el elemento que le dio nombre al templo.

Kiyomizudera

De ella salen tres chorros a los que se les confiere la capacidad de otorgar: buena salud, suerte en los negocios y suerte en el amor a los que beban de ellos. ¡Pero atención! Beber de los tres se considera avaricia y trae mala suerte, así que toca escoger uno. ;)
No me quedó muy claro cual era cual, solo alcancé a entender que el de la salud era el del medio, así que me lancé a por él. jeje.
El agua se coge con unos cazos de mango largo que luego se dejan en unos "cajetines" con rayos UV para esterilizarlos. Aunque con tanta gente en la cola... no se yo si le daba tiempo a esterilizar nada. xD 

Por último nos acercamos al santuario Jishu, dedicado al amor y el matrimonio. Ahí es típico ver a alguien (en nuestro caso fueron todo chicas) intentando hacer, con los ojos cerrados, el camino entre las dos piedras del amor. Normalmente se hace con una persona que te va guiando verbalmente, aunque vimos una chica intentándolo sola que no acabó muy bien... estuve a punto de indicarle pero no llegué a tiempo.


KiyomizuderaKiyomizudera

Tras un último paseo por el recinto, decidimos dar por concluida la visita. Eran las 9h y empezaba a llenarse de gente, así que salimos y paseamos entre las tiendas de dulces y artesanía de la zona, especialmente las de las calles escalonadas de Ninnenzaka y Sannenzaka. Eso sí, con cuidado de no tropezar en ellas... ¡Que trae mala suerte!.

Higashiyama
Higashiyama

Esa zona de calles tradicionales nos encanta. Y es una delicia poder probar los diferentes dulces de temporada. Aunque hay que fijarse bien en lo que ofrecen... Yo no lo hice y acabé probando unas patatas con chile que casi acaban conmigo (y eso que en el cartel se veía un dibujo rojo con dos chicas gritando). Por suerte, la chica de la tienda se dio cuenta de mi estado y me trajo corriendo una bola de arroz con sésamo, que también daban para probar, y un vasito de té, que calmaron el ardor. ¡Si es que son súper atentos! No se cuantas veces le di las gracias. (A todo esto Jordi se meaba de risa.)

Higashiyama
Higashiyama

Paseando llegamos al Maruyama Park. El parque que en el primer viaje nos deleitó con la fiesta del hanami, ésta vez nos recibía con tonos rojizos, una majestuosa garza en el estanque y preciosas novias haciéndose fotos. Sigue siendo una zona de Kyoto que nos encanta.
Maruyama Park Maruyama Park

Maruyama Park

Al llegar al Santuario Yasaka vimos que estaban celebrando algo: mucha gente trajeada sentada, sacerdotes y sacerdotisas, música... Decidí preguntar en japonés a un sacerdote que estaba repartiendo panfletos y me comentó que celebraban el "Niinamesai", un ritual para agradecer las buenas cosechas a los dioses (y creo que los buenos negocios del año¿?). Por lo visto, el emperador también lo celebra y ofrece a los dioses la primera cosecha de la temporada. 
Para ser un ritual por un buen motivo, la música me pareció muy triste. Al comentárselo al sacerdote, se echó a reír asintiendo y diciendo que era una canción muy antigua, de ahí la tonalidad tan sobria.

Maruyama Park
Maruyama Park

Agradecida por la explicación, y Jordi sorprendido porque me lanzara a preguntar tanto y lo entendiera jeje, tomamos rumbo al Santuario Heian, precedido por su enorme torii.

Santuario Heian

Este santuario es muy nuevo, data del 1895 y se construyó para honrar la fundación de la capital Heian (Kyoto) y el traslado del emperador a ella, unos 1100 años antes.
La visita al recinto es gratis, excepto a los jardines (600 yens). Dentro de ellos se rodó una famosa escena de Lost in Traslation, pero decidimos dejarlo para otra ocasión en que volviéramos en primavera, puesto que hay bastantes sakuras dentro de él y seguro que luce mas. Los yens los invertiríamos en el siguiente templo.

Santuario Heian

Algo que nos llamó la atención fue que seguían celebrando el Shichigosan a pesar de ser ya finales de noviembre. Comos siempre, los niños iban preciosos y lo padres accedían amablemente a que les hiciéramos fotos.

Santuario Heian Santuario Heian

Al salir decidimos ir al templo Eikando, que está al final del paseo del filósofo y donde sufrimos una aglomeración de masas impresionante. Esa zona tiene varios templos importantes, y en especial el Eikando es famoso por su jardín en la época de momiji, así que nos tocó hacer cola y tener paciencia a la hora de hacer fotos.
La entrada cuesta 600 yens en temporada normal, pero por ser momiji lo suben a 1000 yens. ¡Casi ná! A pesar del precio y la gente, la visita valió la pena.

Eikando

Este templo se empezó a construir en el 853, durante el periodo Heian, y su recinto con el estanque, jardines, momiji y demás es una pequeña maravilla.

Eikando
Eikando

También pudimos visitar unas salas interiores y recorrer los corredores de madera que nos mostraron unos pequeños jardines, eso sí, pasando frío en los pies puesto que hay que descalzarse. 

Eikando

En las fotos uno siempre intenta sacar la mejor perspectiva, sin gente, la parte bonita... pero a nosotros también nos gusta mostrar la realidad: ¡Había muchísima gente! (Y mucho chino a quienes poco les importaba el que los demás también quisieran hacer fotos...nos armamos de paciencia.)

Eikando
Eikando

Tras recorrer todo el recinto y volvernos a enfrentar a la masificación de las calles de alrededor del templo y del paseo del filósofo, optamos por salir de allí. Era demasiado agobiante y la zona ya la habíamos visto en el primer viaje. 
Decidimos ir a ver el Palacio Imperial, pero aconsejamos tomar bus en la avenida "marutamachi". nosotros hicimos un tramo a pie y al final capitulamos, demasiado lejos para el trote que ya llevábamos, así que acabamos subiendo a un bus. 
Antes de entrar comimos en un Mc Donald's que había justo donde nos dejó el bus. A mi ya no me quedaban fuerzas y la cadena americana era lo que teníamos mas a mano.

El Palacio Imperial se encuentra dentro de un parque enorme, que comparte con otra residencia imperial, el palacio Sento.

Palacio Imperial

Hasta hace poco, para visitar el recinto, se tenía que reservar hora para una ruta guiada. Pero a día de hoy se puede visitar el Palacio Imperial por libre y gratis. (Aunque aún ofrecen ruta guiada en inglés.)
En cambio, para el resto de residencias imperiales, como el Sento, Villa Katsura, etc. es necesario seguir haciendo reserva con antelación, sea en la web de reservas (donde las plazas que ponen se agotan rápido) o yendo a las oficinas del Palacio Imperial, donde tienen mas disponibilidad de plazas.
En un principio íbamos a intentar reservar para visitar Villa Katsura otro día, pero cambiamos de planes. En otra ocasión será...

Al entrar nos dieron un número e indicaron la dirección a seguir. No dejan entrar a ningún edificio, es un paseo por el exterior donde puedes ir leyendo las explicaciones en inglés.
El Palacio actual data del 1855, puesto que quedó previamente destruido. Además, hoy en día la residencia oficial del emperador es el Palacio Imperial de Tokyo.

Palacio Imperial
Palacio Imperial

La parte que mas nos gustó fue la de un pequeño jardín. El resto es bastante sobrio y, aunque las explicaciones fueran interesantes, creemos que vale mucho mas la pena visitar el Castillo Nijo en la misma ciudad, un palacio al que se puede entrar y disfrutar de las diferentes estancias.

Y aquí finalizaron nuestras visitas "culturales" del día, tocaba poner rumbo al mercado Nishiki para volver a pasear entre encurtidos, dulces y pescados a la brasa, aunque ésta vez volvimos a notar el aumento de visitantes, tocaba tener paciencia.

Yo iba con una idea en la cabeza: ¡comer un takotamago! Es algo que vi en el primer viaje y no me atreví a probar: un pulpito en cuya cabeza meten un huevo de codorniz cocido. Bien, esta vez lo comí y... ¡no me gustó nada! xD Básicamente porque lo tienen dentro de un líquido frío. ¡Puaj! Al menos me quité la curiosidad de encima. jeje

Nishiki Market

Aún no había anochecido, así que decidimos volver a la zona de Pontocho y acercarnos de nuevo a Gion, como hicimos el día anterior, para hacer algunas fotos con algo mas de luz.
La zona de Shirakawa me seguía enamorando.

Gion
Gion

En Hanamikoji volvimos a callejear y con paciencia pudimos ver varias Maikos, aprendizas de Geishas.

Gion Gion

Con sus adornos de pelo, los kimonos de colores llamativos, el obi (cinturón) largo...

Gion Gion

Pero ésta vez también tuvimos la suerte de ver tres Geikos, las Geishas de Kyoto. ¡Estaba muy emocionada!
Una de ellas nos pasó justo por el lado (siempre guardamos distancia para no molestarlas), otra la vimos entrar en una casa de té y la tercera iba en taxi, justo en la parte de atrás se vislumbra una Maiko. (Hay que fijarse en la falta de adornos en la peluca, colores mas sobrios de kimono, cuello de color blanco y no rosáceo y el nudo del obi cuadrado, en vez de un lazo que cuelga.)

Gion
Gion Gion

Como ya conté, verlas me parece estar observando la máxima expresión de la perfección en el arte japonés. Y siempre consiguen dejarme maravillada. 
Por ahora solo las hemos podido ver por la calle, pero en mi mente está el acudir a alguno de los espectáculos que hacen en primavera. 

Bueno, tras un buen rato callejeando por Gion y con las expectativas cumplidas, nos disponíamos a irnos cuando vimos algo que nos sorprendió: ¡Trikes con luces de neón en medio de Gion! Estas cosas solo pasan en Japón. jeje 

Gion

Para finalizar el día optamos por cenar temprano. No habíamos merendado y el hambre hacía mella, así que nos dirigimos a Kawaramachi para cenar en el Kappasushi, otro de los restaurantes de sushi giratorio con pantallita que recomendamos.

No era muy tarde, pero llevábamos desde las 5:30h levantados y con un día muy intenso de caminatas. Así que nos retiramos al apartamento a descansar, descifrar la lavadora y deliberar sobre las visitas del día siguiente.
En vista de las aglomeraciones que habíamos encontrado lo vimos claro: aprovecharíamos el descansar pronto para seguir madrugando e intentar disfrutar de algunos lugares menos congestionados.
¿Conseguiría enamorarnos ésta vez el bosque de bambú?

Eikando



2 comentarios:

  1. Qué maravilla Kiyomizudera con esos tonos otoñales!! una pasada de bonito. Nosotros madrugábamos a diario con el calor y casi todos los días a las 5:30 ya estábamos despiertos y nos poníamos en marcha, jeje, recuerdo el viaje a Japón como uno de los más matadores en ese aspecto. Nosotros hicimos ese día más o menos como vosotros. Recuerdo el Santuario de Heian, esa explanada bajo la solana de Kioto con repelús, jaja, lo pasé regular. Me tienen enamorada tus fotos, una pasada. Un besote!!

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    1. Ais si es que el verano allí es matador!! la gente no me cree cuando les digo xD y que lo diga alguien del Sur como tú...
      Los colores eran bonitos, y eso que ya estaban cayendo, días antes estaban mucho mejor!! Es una pasada de colores.
      un abrazo!

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