Empezaba nuestro segundo y último día de la escapada express a Milán/Bérgamo y yo me levantaba con faringitis (una vieja amiga a la que conozco bien) y el cuerpo hecho polvo. ¡Yuju!.
Pero si Jordi aguantó recorrer Tokyo con fiebre yo no iba a ser menos, así que botiquín y ¡p'alante!.
Por suerte, teníamos tiempo de sobras para ver Bérgamo. El avión no salía hasta la noche y la zona de la Città Alta, la que mas nos interesaba, es pequeña y fácil de recorrer.
Lo primero era intentar fortalecer mi cuerpo y el desayuno del B&B me ayudó mucho. Teníais que ver mi cara de ilusión cuando, entre los productos típicos de un buffet (cereales, zumos, pastas etc.), veo embutidos de la zona. ¡Con lo que me gustan!
Aprovechando el efecto de las drogas y las energías del embutido, tomamos rumbo a la oficina de turismo para comprar el billete combinado de transporte.
La oficina está detrás del Mc Donald's que hay delante de la estación de tren. Allí volvieron a darnos mas folletos y mapas, y nos vendieron el billete que cubre el transporte en la ciudad y el bus al aeropuerto (5€ cada uno).
La verdad es que ésta oficina de turismo se portó genial, tanto a distancia como en persona. Solo cometieron un fallo, no avisarnos de cierto evento que veréis a continuación.
Salimos y nos dirigimos a la parada del bus para que nos llevara hasta el funicular que conecta con la Città Alta. Pero al llegar vemos en la calle como unos conos y unas cintas divisorias. Además había unos carteles en Italiano que empezamos a leer intentando entender bien el contenido.
Por suerte, una señora local se paró a avisarnos que había una maratón y no pasarían los buses, había que subir a pie hasta el funicular. ¡WTF! Esa fue mi cara al escuchar la noticia... En fin, las fuerzas me iban a durar poco. jaja.
Empezamos a caminar y al llegar a la Porta Nuova (puerta que se abrió en 1838 en la muralla medieval cuando fue necesario ampliar el paso por la zona), nos encontramos con unos stands y unas pocas personas esperando para realizar la salida: niños, familias, perros de 4 y 2 patas...
Nos extrañó que cortaran toda la vía principal solo por una mini carrera benéfica... Pero bueno, nos quedamos a verles salir y, tras ver que el "chucho" de dos patas casi muere asfixiado por correr unos metros, aproveché para la fotillo de turno. jeje
Seguimos subiendo y al poco descubrimos que sí que había maratón de verdad. Ahora ya nos cuadraba más. jeje. Simplemente los profesionales habían salido antes.
Tras un ratito a pie conseguimos llegar al funicular, en funcionamiento desde 1887, que conecta la parte baja con la alta.
Alrededor de la colina hay unas escalinatas estrechas, muy coquetas. Son los restos de las conexiones medievales entre la llanura y la colina, y me quedé con ganas de recorrer alguna porque parecía que pasaban por zonas pintorescas, pero ese día no tenía yo el cuerpo para escaleras, ni de subida ni de bajada...
Subimos muy apretados, con grupos de turistas enormes, y, al salir, vimos que iban directos a la Piazza Vecchia, así que nos decantamos por recorrer la muralla y ver como cobraba vida la ciudad poco a poco y alejados de los grandes grupos.
La muralla es del S.XVI y fue construida bajo el mandato de los Venecianos. Tiene 4 puertas pero justo la de Sant Agostino, la primera que encontramos, estaba en obras.
Fue un paseo muy agradable y de bonitos paisajes. Al llegar a la Iglesia de San Agostino vimos que también estaba en obras, así que callejeamos rumbo a la Rocca.
Esta zona, que seguía sin turistas, es de calles estrechas de aire medieval. Nos encantó recorrerla.
Según nos acercábamos al acceso a la Rocca, antigua fortaleza y cárcel, empezamos a ver mas ambiente en las calles. Pero curiosamente poca gente tomaba el desvío hacia la colina de la fortificación, así que volvimos a estar casi solos.
Hoy alberga el Museo Histórico, pero es de pago, así que nos conformamos con los cañones, tanques y memoriales que tienen en el exterior.
Desde allí hay buenas vistas a los torreones que destacan en la ciudad.
Al bajar tomamos rumbo a la Piazza Vecchia y, antes de que pudiéramos darnos cuenta, nos vimos rodeados de tres espectáculos, totalmente diferentes, que dieron un carácter un tanto surrealista a la visita.
Delante de la Catedral se preparaba un desfile militar de veteranos.
En los porches, un grupo de burros también se preparaba, haciendo la delicia de los mas pequeños.
(Nota aclaratoria para despistados by Jordi: Los militares son los de las banderas y los burros los que llevan las alforjas. XD)
Y en la plaza un grupo de percusión animaba la mañana.
El momento en que los militares, solemnes, se cruzaron con los percusionistas y estos se giraron hacia ellos para marcarles un ritmo mas animado, y los burros arrancaron detrás de los primeros... yo me reía y alucinaba. No se que pasaba ese día en Bérgamo, pero era de lo mas entretenido.
Una vez pasados los desfiles, pudimos disfrutar de la plaza con calma. El aire renacentista lo adquirió en el S.XV cuando la dominación Veneciana hizo de ella el centro administrativo y político de la provincia.
En ella podemos ver la Torre Cívica, símbolo de la ciudad medieval. Mide 52 metros y se puede subir, previo pago, a su mirador. Cada día, a las 10 de noche, su campana da 100 tañidos en recuerdo al toque de queda que anunciaba el cierre de las puertas de la ciudad.
Aprovechamos la calma para entrar en la Catedral, cuya construcción actual data del S.XV. Es amplia, luminosa y al entrar un hombre nos vio con la cámara de fotos buena y nos invitó a entrar en silencio a una estancia muy bonita con unos frescos preciosos.
Justo al lado del Duomo se encuentra la Basílica de Santa María Maggiore y la Capilla Colleoni que tiene una fachada muy llamativa.
La Basílica es definida como "capilla de la ciudad", y es que la erigieron los bergamascos como promesa tras una epidemia de peste. Su interior es mas recargado que el Duomo y tiene un buen número de tapices. Por desgracia, empezaban la misa y no pudimos hacer apenas fotos. En la Capilla Colleoni no dejan tampoco hacer fotos.
Al salir decidimos acercarnos a la Citadella, que fue un complejo defensivo de los Visconti allá por el 1355. Ahora alberga el Museo Arqueológico y el de Ciencias Naturales.
Sin embargo la zona estaba toda en obras y no lucía nada bien. De lo que si disfrutamos es del pequeño mercadillo que había alrededor
Y, ya que era gratis, entramos en el museo de Historia Natural peeeero... no duramos mucho. Lo siento pero no nos gustó nada. Los animales disecados son de tan mala calidad que dan muy mal rollo...
Al salir era la hora de comer y yo me encontraba bastante mal. Necesitaba descansar y "chutarme" de nuevo, así que descartamos la opción "low-cost" para comer: Trozo de pizza y a comer en cualquier rincón (Vimos varias "panaderías" que vendían unas pizzas con muy buena pinta y bien de precio).
Nos dedicamos a recorrer la calle principal comparando precios de restaurantes y al final dimos con uno donde comimos bien y sin que fuera caro: Pizza, lasaña y agua por 22€.
Tras descansar un buen rato decidimos coger el otro funicular, que te lleva de la Città Alta hasta la colina de San Vigilio. Para llegar al funicular hay que salir al exterior de la muralla por la puerta San Alessandro.
En lo alto de la colina había un castillo del S.XII. Actualmente queda alguna torre y se ha transformado en un parque público desde donde poder disfrutar las vistas a la città.
Al bajar yo seguía sintiéndome cada vez mas agotada, así que dimos un último paseo por la zona antigua (la verdad es que nos encantó), y decidimos bajar de nuevo a la zona de la Porta Nuova.
Allí vimos que había movimiento en una plaza: una mini feria con animales de granja para los niños, cheerleaders y jugadores de fútbol americano... En serio ¿Que pasaba ese día en Bérgamo?
Pues nada, pasamos el rato y me compré un helado de pistacho para despedirme de ellos. Sí, lo sé, con faringitis... o me curaba o acababa conmigo. jeje
Solo hay que ver los ojillos que tenía...
En fin, aunque aun era pronto y en la zona baja había algunas cosas por ver, yo no podía mas, así que decidimos ir con calma al aeropuerto.
Por desgracia, ese día hubo unas tormentas brutales en Catalunya y los vuelos de Barcelona y Girona se retrasaron. El nuestro una hora, pero los de Girona se quedaron allí solos cerrando el aeropuerto :S
Vamos, el día que mas ganas tenía de llegar a casa para descansar y la naturaleza me la juega... En fin, vaya noche pasé. :S
Pero quitando mi estado, tengo un bonito recuerdo y, sin duda, lo que mas valió la pena de nuestra mini escapada fue Bérgamo.
Bueno... ¡Y los helados! Por ellos siempre diré:
Pero si Jordi aguantó recorrer Tokyo con fiebre yo no iba a ser menos, así que botiquín y ¡p'alante!.
Por suerte, teníamos tiempo de sobras para ver Bérgamo. El avión no salía hasta la noche y la zona de la Città Alta, la que mas nos interesaba, es pequeña y fácil de recorrer.
Lo primero era intentar fortalecer mi cuerpo y el desayuno del B&B me ayudó mucho. Teníais que ver mi cara de ilusión cuando, entre los productos típicos de un buffet (cereales, zumos, pastas etc.), veo embutidos de la zona. ¡Con lo que me gustan!
Aprovechando el efecto de las drogas y las energías del embutido, tomamos rumbo a la oficina de turismo para comprar el billete combinado de transporte.
La oficina está detrás del Mc Donald's que hay delante de la estación de tren. Allí volvieron a darnos mas folletos y mapas, y nos vendieron el billete que cubre el transporte en la ciudad y el bus al aeropuerto (5€ cada uno).
La verdad es que ésta oficina de turismo se portó genial, tanto a distancia como en persona. Solo cometieron un fallo, no avisarnos de cierto evento que veréis a continuación.
Salimos y nos dirigimos a la parada del bus para que nos llevara hasta el funicular que conecta con la Città Alta. Pero al llegar vemos en la calle como unos conos y unas cintas divisorias. Además había unos carteles en Italiano que empezamos a leer intentando entender bien el contenido.
Por suerte, una señora local se paró a avisarnos que había una maratón y no pasarían los buses, había que subir a pie hasta el funicular. ¡WTF! Esa fue mi cara al escuchar la noticia... En fin, las fuerzas me iban a durar poco. jaja.
Empezamos a caminar y al llegar a la Porta Nuova (puerta que se abrió en 1838 en la muralla medieval cuando fue necesario ampliar el paso por la zona), nos encontramos con unos stands y unas pocas personas esperando para realizar la salida: niños, familias, perros de 4 y 2 patas...
Nos extrañó que cortaran toda la vía principal solo por una mini carrera benéfica... Pero bueno, nos quedamos a verles salir y, tras ver que el "chucho" de dos patas casi muere asfixiado por correr unos metros, aproveché para la fotillo de turno. jeje
Seguimos subiendo y al poco descubrimos que sí que había maratón de verdad. Ahora ya nos cuadraba más. jeje. Simplemente los profesionales habían salido antes.
Tras un ratito a pie conseguimos llegar al funicular, en funcionamiento desde 1887, que conecta la parte baja con la alta.
Alrededor de la colina hay unas escalinatas estrechas, muy coquetas. Son los restos de las conexiones medievales entre la llanura y la colina, y me quedé con ganas de recorrer alguna porque parecía que pasaban por zonas pintorescas, pero ese día no tenía yo el cuerpo para escaleras, ni de subida ni de bajada...
Subimos muy apretados, con grupos de turistas enormes, y, al salir, vimos que iban directos a la Piazza Vecchia, así que nos decantamos por recorrer la muralla y ver como cobraba vida la ciudad poco a poco y alejados de los grandes grupos.
La muralla es del S.XVI y fue construida bajo el mandato de los Venecianos. Tiene 4 puertas pero justo la de Sant Agostino, la primera que encontramos, estaba en obras.
Fue un paseo muy agradable y de bonitos paisajes. Al llegar a la Iglesia de San Agostino vimos que también estaba en obras, así que callejeamos rumbo a la Rocca.
Esta zona, que seguía sin turistas, es de calles estrechas de aire medieval. Nos encantó recorrerla.
Según nos acercábamos al acceso a la Rocca, antigua fortaleza y cárcel, empezamos a ver mas ambiente en las calles. Pero curiosamente poca gente tomaba el desvío hacia la colina de la fortificación, así que volvimos a estar casi solos.
Hoy alberga el Museo Histórico, pero es de pago, así que nos conformamos con los cañones, tanques y memoriales que tienen en el exterior.
Desde allí hay buenas vistas a los torreones que destacan en la ciudad.
Al bajar tomamos rumbo a la Piazza Vecchia y, antes de que pudiéramos darnos cuenta, nos vimos rodeados de tres espectáculos, totalmente diferentes, que dieron un carácter un tanto surrealista a la visita.
Delante de la Catedral se preparaba un desfile militar de veteranos.
En los porches, un grupo de burros también se preparaba, haciendo la delicia de los mas pequeños.
(Nota aclaratoria para despistados by Jordi: Los militares son los de las banderas y los burros los que llevan las alforjas. XD)
Y en la plaza un grupo de percusión animaba la mañana.
El momento en que los militares, solemnes, se cruzaron con los percusionistas y estos se giraron hacia ellos para marcarles un ritmo mas animado, y los burros arrancaron detrás de los primeros... yo me reía y alucinaba. No se que pasaba ese día en Bérgamo, pero era de lo mas entretenido.
Una vez pasados los desfiles, pudimos disfrutar de la plaza con calma. El aire renacentista lo adquirió en el S.XV cuando la dominación Veneciana hizo de ella el centro administrativo y político de la provincia.
En ella podemos ver la Torre Cívica, símbolo de la ciudad medieval. Mide 52 metros y se puede subir, previo pago, a su mirador. Cada día, a las 10 de noche, su campana da 100 tañidos en recuerdo al toque de queda que anunciaba el cierre de las puertas de la ciudad.
Aprovechamos la calma para entrar en la Catedral, cuya construcción actual data del S.XV. Es amplia, luminosa y al entrar un hombre nos vio con la cámara de fotos buena y nos invitó a entrar en silencio a una estancia muy bonita con unos frescos preciosos.
Justo al lado del Duomo se encuentra la Basílica de Santa María Maggiore y la Capilla Colleoni que tiene una fachada muy llamativa.
La Basílica es definida como "capilla de la ciudad", y es que la erigieron los bergamascos como promesa tras una epidemia de peste. Su interior es mas recargado que el Duomo y tiene un buen número de tapices. Por desgracia, empezaban la misa y no pudimos hacer apenas fotos. En la Capilla Colleoni no dejan tampoco hacer fotos.
Al salir decidimos acercarnos a la Citadella, que fue un complejo defensivo de los Visconti allá por el 1355. Ahora alberga el Museo Arqueológico y el de Ciencias Naturales.
Sin embargo la zona estaba toda en obras y no lucía nada bien. De lo que si disfrutamos es del pequeño mercadillo que había alrededor
Y, ya que era gratis, entramos en el museo de Historia Natural peeeero... no duramos mucho. Lo siento pero no nos gustó nada. Los animales disecados son de tan mala calidad que dan muy mal rollo...
Al salir era la hora de comer y yo me encontraba bastante mal. Necesitaba descansar y "chutarme" de nuevo, así que descartamos la opción "low-cost" para comer: Trozo de pizza y a comer en cualquier rincón (Vimos varias "panaderías" que vendían unas pizzas con muy buena pinta y bien de precio).
Nos dedicamos a recorrer la calle principal comparando precios de restaurantes y al final dimos con uno donde comimos bien y sin que fuera caro: Pizza, lasaña y agua por 22€.
Tras descansar un buen rato decidimos coger el otro funicular, que te lleva de la Città Alta hasta la colina de San Vigilio. Para llegar al funicular hay que salir al exterior de la muralla por la puerta San Alessandro.
En lo alto de la colina había un castillo del S.XII. Actualmente queda alguna torre y se ha transformado en un parque público desde donde poder disfrutar las vistas a la città.
Al bajar yo seguía sintiéndome cada vez mas agotada, así que dimos un último paseo por la zona antigua (la verdad es que nos encantó), y decidimos bajar de nuevo a la zona de la Porta Nuova.
Allí vimos que había movimiento en una plaza: una mini feria con animales de granja para los niños, cheerleaders y jugadores de fútbol americano... En serio ¿Que pasaba ese día en Bérgamo?
Pues nada, pasamos el rato y me compré un helado de pistacho para despedirme de ellos. Sí, lo sé, con faringitis... o me curaba o acababa conmigo. jeje
Solo hay que ver los ojillos que tenía...
En fin, aunque aun era pronto y en la zona baja había algunas cosas por ver, yo no podía mas, así que decidimos ir con calma al aeropuerto.
Por desgracia, ese día hubo unas tormentas brutales en Catalunya y los vuelos de Barcelona y Girona se retrasaron. El nuestro una hora, pero los de Girona se quedaron allí solos cerrando el aeropuerto :S
Vamos, el día que mas ganas tenía de llegar a casa para descansar y la naturaleza me la juega... En fin, vaya noche pasé. :S
Pero quitando mi estado, tengo un bonito recuerdo y, sin duda, lo que mas valió la pena de nuestra mini escapada fue Bérgamo.
Bueno... ¡Y los helados! Por ellos siempre diré:
A presto, Italia!
A que el helado no te sentó mal? :-P A nosotros Bérgamos nos dió una buena sorpresa, no contábamos con que fuera tan chulo
ResponderEliminarMe sentó genial para el alma jaja total, la faringitis ya no tenía freno jaja
EliminarLa verdad es que Bérgamo fue lo que mas nos gustó de la mini escapada. Valió la pena ^_^
Jajajaja, gracias por la aclaración de los burros.
ResponderEliminarBergamo es una ciudad que merece la pena. La citta alta es muy bonita con mucho más encanto, más auténtica, que la cercana Milán.
Un abrazo
Cosas de Jordi y su humor... xDD
EliminarLa verdad es que si, nos gustó mucho mas ;)
un abrazo!
Jajajaja, gracias por la aclaración de los burros.
ResponderEliminarBergamo es una ciudad que merece la pena. La citta alta es muy bonita con mucho más encanto, más auténtica, que la cercana Milán.
Un abrazo
A mí también me encantó Bérgamo en mi escapada a Milán!! Y Verona, aunque a vosotros no os dio tiempo a ir. Menuda carita tenías tomándote el helado! Pero bueno, dicen que sarna con gusto no pica, jejeje
ResponderEliminarUn abrazo
No pica no...y eso bueno que me llevé jajaja
EliminarVerona quedó en el tintero...para la próxima ;)
un abrazo!
Qué mala suerte coger faringitis estando de viaje T_T
ResponderEliminarNo sabía que Bérgamo tuviera tantas cosas para ver y que fuera tan bonita! Sin duda es un lugar a tener en cuenta para una escapada breve o para iniciar una ruta por el norte de Italia. Un saludo!
Es muy bonita! y se ve en poco tiempo, paseando...Así que si hacéis una ruta por el norte, sin duda ponla en la lista ;)
EliminarTambién puede combinarse con los lagos, pero no nos daba tiempo.
Y nada, la faringitis...al menos no me dio fiebre alta allí...peor fue Jordi en tokyo!! no se como aguantó xD
Qué bonita es Bérgamo... Yo solo estuve una mañana, que la verdad aproveché muy bien. La Cittá Alta me pareció preciosa. Tengo ganas de volver y volver a pasear por sus calles.
ResponderEliminarTendrás que volver sin faringitis Vero.
Ya ves!! y de paso a verona, los lagos... jeje ;)
Eliminarteneis que ir a paris en cuanto podais, es una ciudad impresionante!!!!! por cierto, muy buen blog, me ha ayudado bastante!
ResponderEliminarGracias! me alegra que te sirva de ayuda.
EliminarParis caerá algún día ;)
un saludo
Para mí Bérgamo también fue una sorpresa, me gustó mucho su ambiente y la zona antigua de la ciudad, para ver en un día es ideal. Qué mala suerte la faringitis de viaje, pero con ese helado seguro te pusiste mejor, qué ricos los helados italianos!! Un saludito :)
ResponderEliminarNo se si me puse mejor por el helado, pero que estaba delicioso y que me levantó el ánimo seguro jeje
EliminarUn saludo ;)