6 de agosto de 2023

Tokyo (Gotokuji, cafetería de Totoro y friki tiendas de Shibuya)

Empezamos el segundo día y, aunque Jordi seguía sin estar fino y seguía tomando antipirético por la noche, decidimos realizar algunas de las visitas que teníamos planificadas. Eso sí, por Tokyo, que en caso de necesidad el hotel estaba cerca. 

Lo que apenas tenía Jordi era hambre, así que pasamos de la cola del desayuno en el hotel. Pillé algo en el conbini y tiramos millas hacia el Gotokuji

Templo Gōtokuji

Nada más llegar a la estación Gotokuji ya te van dejando clara la temática de la zona. Y, tras un paseo por el tranquilo barrio de Setagaya, llegamos por fin al templo. 

Templo GōtokujiTemplo Gōtokuji

Este templo se ha estado poniendo de moda en las RRSS por su rincón lleno de Maneki Nekos. 

Y es que, entre todas las leyendas sobre su origen, la de este templo es la más conocida: Se dice que, en el s. XVII, durante una fuerte tormenta, un señor feudal de gran fortuna fue a cobijarse bajo un árbol del templo. 
En un momento dado vio como la gata del templo parecía hacerle señas, levantando la pata indicando que fuera hacia el templo. El señor, intrigado, salió debajo del árbol y se dirigió hacia la entrada, justo cuando cayó un rayo en el árbol bajo el que había estado momentos antes. 
En agradecimiento por haberle salvado, donó tierras de cultivo y pagó las reparaciones del templo (que era muy pobre), convirtiéndolo en un lugar próspero. 
De ahí que se asocie al Maneki Neko con la fortuna y prosperidad. 

Templo Gōtokuji

Aunque la zona que siempre se muestra es la del salón dedicado a la gata: 

Templo GōtokujiTemplo Gōtokuji

El recinto tiene muchos más rincones, entre ellos un cementerio (así que por favor visitadlo, como siempre, con sumo respeto) y un cementerio para gatos, donde se supone que enterraron a la gatita de la leyenda. 

Templo GōtokujiTemplo Gōtokuji

Si tenéis gatetes, podéis comprar unos omamoris (amuletos) para protegerles en la tienda del templo. 

Y, a pesar de la fama que está adquiriendo, como no está en un barrio de los más céntricos, la verdad es que no lo vimos saturado de gente y pudimos visitarlo con calma.

Al finalizar, volvimos a la estación para acercarnos a Shiro-Hige's Cream Puff Factory, la pastelería que tiene licencia para hacer pastelitos y galletas de Ghibli. Fuimos a la tienda principal, en Shimokitazawa, cerca de Setagaya. Pero tienen otra, más pequeña, en Kichijoji.

Templo Gōtokuji

Al llegar vimos que había bastante cola, pero preguntamos y era para entrar a la cafetería que tienen en la parte superior. Si uno los quería para llevar, podía entrar a la tienda y ya. 
Así que nos cogimos el del sabor de temporada (crema de fresas, 560¥) y nos fuimos a un parquecito cercano, que habíamos visto con algún cerezo en flor, a degustarlo sentados. 

Shiro-Hige’s Cream Puff FactoryShiro-Hige’s Cream Puff Factory

¡La verdad es que estaba muy bueno! La lástima es que Jordi, con toda la congestión y malestar, apenas notaba los sabores. 
Y por cierto, esta vez noté que habían sacado el cartel grande con los Totoros y los asientos/tronco de la entrada donde podías hacerte fotos. ¡Una lástima!  

Nuestra siguiente parada fue el centro comercial Parco en Shibuya, concretamente la 6ta planta, para frikear entre las tiendas de: Pokemon, Nintendo, Jump, Capcom... y algunos pop up stores (ver mapa friki de Japón).

Shibuya ParcoShibuya Parco

De todas las Pokemon Stores, me encanta ésta con el Mewtwo...

Shibuya Parco

Tras un buen rato frikeando, y alguna compra, localizamos un Kura sushi cercano y fuimos a comer algo. Nuevamente, Jordi apenas tenía hambre (el tema seguía sin pintar bien) así que comimos pocos platillos. Aún así, esta vez nos tocó una chapa del Dectective Conan.

Kura sushi

Como estábamos cerca de la Disney store, decidimos acercarnos a ver. Y no negaré que acabé comprando algo. jeje Y es que era el 80 aniversario de Chip y Chop. ¡80! Así que nos compré unas tenugis (toallitas pequeñas) a mi hermana y a mí. 

Disney store shibuya

Pero tras esta visita estaba claro que no estábamos finos (yo tampoco) y decidimos regresar al hotel a descansar una horita y algo antes de la cena. 
Y aunque seguía sin apetito y con mucha tos, pensamos que algo de sopa caliente podría venirle bien a Jordi. Así que, nos fuimos al Ichiran ramen de Ueno, que está cerca del hotel, donde nos sorprendió que habían puesto máquinas modernas y se podía pagar con tarjeta.

El ramen, como siempre, estaba buenísimo (1050¥ el ramen normal con huevo). Recordad que podéis escoger el nivel de picante, de ajo, la dureza de los fideos, intensidad del caldo... en una hojita que te dan para rellenar.
Y que la mayoría (aunque hemos visto alguna excepción) son sitios en una barra, individuales y con separaciones. Pero podéis quitar la barrera entre vosotros si queréis. 

Ichiran Ramen

Tras entrar en calor volvimos al hotel donde, por desgracia, comprobamos que ni caldo, ni paracetamol, ni nada. Jordi empezó a tener fiebre alta. Y ahora sí, preocupación. Porque yo no tenía antibióticos para él, y todo apuntaba a que estaba iniciando una bronquitis. 
Esa misma noche empecé a contactar con Iati, pero eso, os los explicaré en el próximo post.



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