Empezamos el segundo día y, aunque Jordi seguía sin estar fino y seguía
tomando antipirético por la noche, decidimos realizar algunas de las visitas
que teníamos planificadas. Eso sí, por Tokyo, que en caso de necesidad el
hotel estaba cerca.
Lo que apenas tenía Jordi era hambre, así que pasamos de la cola del desayuno
en el hotel. Pillé algo en el conbini y tiramos millas hacia el
Gotokuji.

Nada más llegar a la estación Gotokuji ya te van dejando clara la temática de
la zona. Y, tras un paseo por el tranquilo barrio de Setagaya, llegamos por
fin al templo.


Este templo se ha estado poniendo de moda en las RRSS por su rincón lleno de
Maneki Nekos.
Y es que, entre todas las leyendas sobre su origen, la de este templo es la
más conocida: Se dice que, en el s. XVII, durante una fuerte tormenta, un señor
feudal de gran fortuna fue a cobijarse bajo un árbol del templo.
En un momento dado vio como la gata del templo parecía hacerle señas,
levantando la pata indicando que fuera hacia el templo. El señor, intrigado,
salió debajo del árbol y se dirigió hacia la entrada, justo cuando cayó un
rayo en el árbol bajo el que había estado momentos antes.
En agradecimiento por haberle salvado, donó tierras de cultivo y pagó las
reparaciones del templo (que era muy pobre), convirtiéndolo en un lugar
próspero.
De ahí que se asocie al Maneki Neko con la fortuna y prosperidad.

Aunque la zona que siempre se muestra es la del salón dedicado a la
gata:


El recinto tiene muchos más rincones, entre ellos un cementerio (así que por
favor visitadlo, como siempre, con sumo respeto) y un cementerio para gatos,
donde se supone que enterraron a la gatita de la leyenda.


Si tenéis gatetes, podéis comprar unos omamoris (amuletos) para protegerles en la tienda del templo.
Y, a pesar de la fama que está adquiriendo, como no está en un barrio de los
más céntricos, la verdad es que no lo vimos saturado de gente y pudimos
visitarlo con calma.
Al finalizar, volvimos a la estación para acercarnos a
Shiro-Hige's Cream Puff Factory, la pastelería que tiene licencia para hacer pastelitos y galletas de
Ghibli. Fuimos a la tienda principal, en Shimokitazawa, cerca de Setagaya.
Pero tienen otra, más pequeña, en Kichijoji.

Al llegar vimos que había bastante cola, pero preguntamos y era para entrar a
la cafetería que tienen en la parte superior. Si uno los quería para llevar,
podía entrar a la tienda y ya.
Así que nos cogimos el del sabor de temporada (crema de fresas, 560¥) y nos
fuimos a un parquecito cercano, que habíamos visto con algún cerezo en flor, a
degustarlo sentados.


¡La verdad es que estaba muy bueno! La lástima es que Jordi, con toda la
congestión y malestar, apenas notaba los sabores.
Y por cierto, esta vez noté que habían sacado el cartel grande con los Totoros
y los asientos/tronco de la entrada donde podías hacerte fotos. ¡Una
lástima!
Nuestra siguiente parada fue el centro comercial Parco en Shibuya,
concretamente la 6ta planta, para frikear entre las tiendas de: Pokemon,
Nintendo, Jump, Capcom... y algunos pop up stores (ver mapa friki de Japón).


De todas las Pokemon Stores, me encanta ésta con el Mewtwo...

Tras un buen rato frikeando, y alguna compra, localizamos un Kura sushi
cercano y fuimos a comer algo. Nuevamente, Jordi apenas tenía hambre (el tema
seguía sin pintar bien) así que comimos pocos platillos. Aún así, esta vez
nos tocó una chapa del Dectective Conan.

Como estábamos cerca de la Disney store, decidimos acercarnos a ver. Y no
negaré que acabé comprando algo. jeje Y es que era el 80 aniversario de Chip y
Chop. ¡80! Así que nos compré unas tenugis (toallitas pequeñas) a mi hermana
y a mí.

Pero tras esta visita estaba claro que no estábamos finos (yo tampoco) y
decidimos regresar al hotel a descansar una horita y algo antes de la
cena.
Y aunque seguía sin apetito y con mucha tos, pensamos que algo de sopa
caliente podría venirle bien a Jordi. Así que, nos fuimos al Ichiran ramen de
Ueno, que está cerca del hotel, donde nos sorprendió que habían puesto
máquinas modernas y se podía pagar con tarjeta.
El ramen, como siempre, estaba buenísimo (1050¥ el ramen normal con huevo).
Recordad que podéis escoger el nivel de picante, de ajo, la dureza de los
fideos, intensidad del caldo... en una hojita que te dan para rellenar.
Y que la mayoría (aunque hemos visto alguna excepción) son sitios en una
barra, individuales y con separaciones. Pero podéis quitar la barrera entre
vosotros si queréis.

Tras entrar en calor volvimos al hotel donde, por desgracia, comprobamos que
ni caldo, ni paracetamol, ni nada. Jordi empezó a tener fiebre alta. Y ahora
sí, preocupación. Porque yo no tenía antibióticos para él, y todo apuntaba a
que estaba iniciando una bronquitis.
Esa misma noche empecé a contactar con Iati, pero eso, os los explicaré en el
próximo post.
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