28 de agosto de 2018

Hida Furukawa y ruta de Higashiyama

El motivo de visitar Hida Furukawa era puramente friki: visitar las localizaciones que salen en la película de animación "Kimi no na wa" (Your Name). Y es que ésta representa la  zona de Itomori (lugar ficticio), donde vive Mitsuha y a la cual Taki y sus amigos van en su busca.
Y, de paso, también sirvió para conocer alguna otra pequeña ciudad tradicional cercana a Takayama y sin tanta gente.

Hida Furukawa

Esta población de Gifu se encuentra a tan solo 15 minutos en tren de Takayama. Eso sí, solo paran los trenes locales, así que hay que mirar bien los horarios. 
Después de no haber madrugado mucho y tras hacernos con nuestro desayuno en el combini, tomamos rumbo a otra ciudad cuyo casco antiguo sigue conservando ese aire a la época Edo. 

Al igual que Takayama, la ciudad ganó riqueza y fama a través de la madera de alta calidad que se encuentra en la región y las habilidades artesanales de alto nivel de los carpinteros locales.
Pero la curiosidad que la hace destacar es un pequeño canal, llamado Setogawa y habitado por muchas carpas, que discurre a lo largo de 400 metros por el casco antiguo, rodeado de las antiguas casas/tiendas de los mercaderes. Sin embargo, las carpas solo las sueltan por el canal de abril a noviembre. En invierno las trasladan a un estanque con mejores condiciones de temperatura.

Hida Furukawa

Al llegar a la estación ya empezamos a encontrarnos localizaciones de la película (escribiremos un post específico explicándolas bien). 
No nos encontramos con Hidakuro (la mascota de la zona) en persona, como les pasó a Taki y sus amigos, pero sí con su póster a tamaño real. 


Justo saliendo de la estación está la oficina de turismo, donde una mujer muy amable nos marcó en el mapa todas las localizaciones de la película y nos dio una revista, en japonés eso sí, donde se veían fotos. ¡Está siendo todo un fenómeno el film! Pero aún así le sorprendió que fuéramos gaijins los que preguntáramos por ello. Y se disculpó por no tener más información en inglés. 
Con su mapa y la información de los compis de Japonismo ya lo teníamos todo.
Le pregunté como llegar a la parada de bus Ochiai, otra localización, pero me dijo que estaba muy complicado y le entendí que el bus cuyo horario yo llevaba no circulaba esos días, así que nada.
Por último, nos confirmó que las carpas aún no las habían soltado (era finales de marzo), y es porque el agua de los canales se congela fácilmente y nos comentó que estaban todas juntas en un estanque.
Con toda la información, nos fuimos a explorar.

Justo al salir, fotito a la estación, donde Taki se para a preguntar a un taxista. Y porque nos dio reparo pedir el recrear la escena, ¡porque taxi había! jeje


Subimos al puente que cruza la estación para hacer foto a las vías y nos llevamos una sorpresa. Justo en el medio, las ventanas estaban abiertas e incluso habían puesto un escalón para que puedan hacer fotos los fans mas peques. ¿Como sabemos que era por eso? Pues porque había un cartel que lo ponía y explicaba en que horarios se puede pillar al tren parado en la misma posición que en la peli .¡Alucinamos! 
Por desgracia, no nos cuadraba el horario.


Una vez vueltos a pie de calle, echamos a andar entre campos de arroz y casitas rurales dirección al Santuario Keta Wakamiya, que está un poco alejado del casco antiguo. 

Hida Furukawa

En este santuario es donde Taki pregunta a unas vecinas, mapa en mano. 


El lugar es muy bonito, en medio del bosque, rodeado de grandes árboles y mucho silencio. Al final, estos santuarios tan poco concurridos, en semejante entorno, son los que más me acaban gustando. 

Hida Furukawa
Hida Furukawa

De ahí regresamos a la zona centro y recorrimos la calle principal que da al canal Setogawa, con sus casas tradicionales y todo muy bien conservado y ambientado (las restauraciones se hacen siempre acorde con el estilo de la época antigua). 
Nos llamó la atención que, como pasa el canal, las casas han de disponer de un pequeño puentecito en la entrada para acceder.

Hida Furukawa
Hida Furukawa

Al final de la calle, entramos a visitar el templo Enkouji (es gratis) y nos acercamos a comprar unas brochetas de Gohei Mochi (pasta de arroz), que salen comiendo los protagonistas. 
Pero aquí hay un poco de controversia. Los protagonistas se las comen sentados enfrente de la tienda/restaurante Ajidokoro. Pero se dice que las brochetas que comen no son de allí, sino de la tienda Okadaya, donde supuestamente hacen los mejores Gohei Mochi (200¥). 
Así pues, fuimos a Okadaya a por esas brochetas y, de paso, cogimos unas de ternera de Hida (350¥), también muy buenas (en la tienda tenían muchas cosas relacionadas con la película: cajas de galletas, caramelos, etc.).

Hida Furukawa
Hida Furukawa

Y nos fuimos a hacer la foto con ellas delante del Ajidokoro.
Tenía miedo que las Gohei Mochi tuvieran el mismo sabor que el Mitarashii Dango, que no me gusta, pero es diferente, estas sí me gustaron, aunque al final cansa un poco. 


Después recorrimos esa calle, que es la comercial, en busca del mítico sake de los dioses de la película. 
A mi hermana le gustaba la forma de la botella y quería ver si no era muy caro. Pero resultó que sí, que el precio picaba un poco. Y más cuando ella no lo quería para beber sino solo como recuerdo (3240¥). También vendían unas botellas más baratas con la etiqueta de la película, pero sin ser el frasco tradicional, y la cajita cuadrada que contiene caramelos. 
Mi hermana decidió no comprarlo, sin saber que, pasados unos días, podría hacerse con uno mucho más barato. ;)

Hida Furukawa

Paseando vimos la sakería Watanabe, una fábrica que se encuentra en un edificio histórico y que ofrece catas gratuitas. 
La mitad del grupo no bebe alcohol, pero la mujer sacó un saque dulce sin alcohol para compensarlo y que todos pudiéramos probar. 
Al principio nos supo mal, porque sabíamos que no compraríamos sake, pero insistió y también nos puso unos snacks buenísimos. Así que, al final compramos los cacahuetes que tanto nos gustaron (540¥) por la buena atención y las explicaciones que se molestó en ofrecernos. 
Por cierto, nos chocó que nos preguntara si íbamos a conducir. Un detalle que se ve que tienen en cuenta antes de ofrecer catas. 

Hida Furukawa
Hida Furukawa

Al salir de la cata pasamos por delante del Hida Craft Museum, donde encontramos el estanque en que estaban las carpas, pasando el invierno. 

Hida Furukawa

Nos pasamos por la tienda Ohbora, tienda de telas tradicionales donde hacen, de forma artesanal, las trenzas que aparecen en la película y donde también se pueden comprar, tanto en trenza para el pelo como en forma de pulsera. Pero al ser hechas a mano sube un poco el precio (sobre los 2000-3000¥). 
En Takayama las venden pero no son artesanales (sobre unos 500¥).

Hida Furukawa

Justo al lado se encuentra la biblioteca, que ese día estaba cerrada, y que también sale en la película. 
Esta fue la última localización que visitamos. 


Consultamos los horarios de tren y vimos que nos daba tiempo a tomar uno para ir a comer a Takayama, así que dimos por finalizada la visita y regresamos para comer de nuevo en el Manpukutei. Para variar, yo pedí la hamburguesa y no creo que merezca la pena, mejor pedir uno de los platos. (entre 900 y 1400¥)

Takayama

Como aún teníamos la tarde, decidimos hacer la ruta de Higashiyama, empezando en la zona de los templos (el primero es el Renroji)  y finalizando en el parque Shiroyama, donde hay las ruinas del castillo. 

Takayama
Takayama

Desde el inicio tuvimos que estar atentos y mirando los nombres de los templos, porque había diferentes rutas señalizadas a la vez. 
En la primera zona vas pasando por diferentes templos, donde quisieron recrear (en el periodo Sengoku, las guerras de unificación) la zona Higashiyama de Kyoto. 

Takayama
Takayama

Siguiendo la carretera acabamos cruzando un puente desde el cual teníamos que acabar llegando al parque, pero ahí no se que pasó, nos llamó la atención algo que había en el río y no debimos ver la indicación del desvío, con lo que acabamos tirando recto. Tras un rato metidos en una calle de casas normalitas empezamos a pensar que por ahí no era, hasta que vimos un cartel que nos indicaba que para el parque diéramos la vuelta y nos metiéramos por unas escaleras hacia arriba. Todo muy raro. 
Al final dimos con el parque sí, pero por la zona que no tocaba, la que supuestamente sería la salida si hubiéramos hecho bien la ruta. ¡Nos habíamos perdido! Y empezaba a anochecer...
Resignados con ver solo las ruinas del castillo, subimos la colina y nos encontramos de frente con un chico extranjero que nos dijo en inglés y algo asustado que no fuéramos por la ruta de abajo, porque se había encontrado una mamá oso con su osezno y había tenido que dar media vuelta. 
Cuando vimos que camino señalaba... ¡Era por donde teníamos que haber entrado! Madre mía nos los podríamos haber cruzado. De hecho, nos adentramos un poco en el camino y vimos una cadena con una advertencia de que se habían avistado osos y que mejor no pasar.

Después de hacer razonar a Jordi, que ir a buscar un oso para hacerle fotos no es la mejor idea que podía haber tenido, dejamos a la familia osezna tranquila y subimos hasta el mirador del castillo, del cual quedan poco más que cuatro piedras. Pero desde donde hay una vista bonita a los alpes. 

Takayama
Takayama

Bajando caímos en que igual tampoco podríamos haber entrado por el otro extremo del parque (o no deberíamos), porque seguramente habría la misma advertencia con una cadena barrando el paso.
Así que nada, sin conseguir ver el parque y ya con la noche encima, regresamos paseando a la zona tradicional con la intención de hacer fotos, pero apenas había iluminación y los locales con las persianas bajadas no tenían ningún encanto, así que desistimos. 
Eso sí, pasear cuando todo está cerrado y sin gente es una delicia. 

Al llegar al hotel tramitamos el envío de maletas (las mandamos a Osaka mientras haríamos ruta hasta Miyajima) y así al día siguiente podíamos ir con calma a visitar Hida no Sato. 
Como volvía a resentirme de la fatiga, compramos la cena en el combini de debajo el hotel y nos lo tomamos con mucha calma.



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