22 de enero de 2017

Vuelo y llegada a Tokyo 2.0

Por fin había llegado el día.
Mientras desayunábamos tranquilamente, miraba la maleta, a punto de ser cerrada, y me repetía esas palabras: ¡Por fin ha llegado el día!
Dentro de mí sentía un torbellino de emociones. Estaba feliz porque por fin, tras 4 años de espera, volvería al país que me había enamorado. Que digo feliz ¡Exultante, extasiada, emocionada...! Pero a ratos asomaba un pequeño temor: ¿Y si la vuelta resultaba la caída de un mito? ¿Y si lo había idealizado?
Por suerte, eran momentos muy pequeños, borrados enseguida por una gran sonrisa y una voz en mi interior que decía: ¡Nah, pero si es Japón! ¡Sabes que volverás planificando en tu cabeza el tercer viaje! jeje

Todos aquellos que sientan una gran pasión por un país en concreto entenderán como me sentía, tras tantos años queriendo regresar. Incluso el tener esas pequeñas dudas de última hora, puesto que uno sabe que ha perdido el factor sorpresa.
Japón es un país chocante, cuya cultura te sorprende a cada momento, pero nosotros ya conocíamos una parte. El shock inicial, la sorpresa, la novedad... eso ya estaba vivido. ¿Como sentiríamos el regreso? ¿Que emociones despertaría? Esa era mi duda, y no solo por lo que respecta a mi. También quería que Jordi siguiera fascinado con el país.
Pero como mostraremos a lo largo de este nuevo viaje, Japón y su gente no solo lograron mantener nuestra fascinación mas allá de la pérdida de ciertas novedades, sino que, además, acrecentaron las ganas de volver para seguir explorando zonas menos turísticas, mas tranquilas. Porque si algo es maravilloso, es el poder mezclar la calma y proximidad del Japón mas profundo, con la locura y el bullicio de las grandes urbes.



¡Pero ya me estoy avanzando!
Nuestro viaje empezó, como he mencionado, con tranquilidad. Y es que, a diferencia de los otros viajes, el vuelo esta vez salía por la tarde.
Este cambio de horario en nuestra partida nos gustó. Permitió que lidiáramos bien con los nervios, que acabáramos de hacer las comprobaciones de última hora con calma... y creemos que gracias a eso, ninguno de los dos (y cuando digo ninguno, miro a Jordi jeje) necesitó tirar de medicación tipo Almax durante los primeros días. Vamos, que las prisas no son buenas si encima van mezcladas con los nervios del propio viaje.

Dos horas antes del vuelo ya estábamos facturando y pasando los controles del Prat, todo con normalidad.
Era la primera vez que volábamos con Qatar y cabe decir que todo fue bien y no hubo que afrontar ningún problema.
El primer vuelo hasta Doha duraba 6 horas, y nosotros habíamos escogido asiento en una fila de solo dos butacas (Solemos mirar la configuración de los aviones en la web "Seat Guru") para ir mas cómodos. La única pega es que, en ese avión, la fila 30 no tiene ventanilla (el modelo era un A330).
Por el resto, la tripulación muy bien, muchas películas en español (latino muchas de ellas) con bastantes estrenos, y la comida no estaba mal para ser de avión (mejor el pollo que la ternera jeje).
Eso sí, hambre no pasamos: Almuerzo, té o café el que quieras, merienda copiosa y snacks... Y como no tienes nada que hacer, pues te lo comes y acabas a reventar.


Llegamos puntuales a Doha y las dos horas y media de enlace fueron suficientes hasta para empezar a aburrirnos. El aeropuerto no es que sea enorme, y como aterrizamos a media noche los controles no estaban saturados de gente. Todo fue muy rápido y enseguida nos vimos sentados en unos cómodos sillones esperando a que pasara el tiempo. Eso sí, los asientos tenían cargadores y la wifi iba genial. Pero la terminal en sí no tenía mucha distracción puesto que las tiendas eran mayormente de esas que necesitas una tarjeta black como mínimo. ¡Oro everywhere!
Lo que llama la atención son las salas de rezo y las de descanso con tumbonas, separadas por sexos y la de mujeres totalmente blindada a miradas del exterior. No había duda de en que tipo de país estábamos.

El siguiente vuelo salió también puntual. Este avión, un B777, no tenía filas de dos pero era mas amplio y cómodo, había muchas mas películas para amenizar las 10h de vuelo y el kit de amenities traía hasta cepillo de dientes con pasta y calcetines desechables a parte de todo lo que es normal que te den (tapones, antifaz, etc.).
Nuevamente nos cebaron con dos comidas contundentes mas varios snacks y bebidas. Aunque esta vez entraba en el menú comida japonesa, para irnos poniendo ya en situación. ¡La emoción crecía!
Eso sí, por muy cómodo que resulte, al final uno llega reventado del viaje. En especial si, como yo, no consigues dormir apenas en los vuelos.

Por suerte llegábamos a Tokyo y, para alegría nuestra, la eficiencia Japonesa seguía en su sitio.
El aeropuerto está bien señalado, no hay pérdida. Primero pasamos el control de entrada donde te hacen la foto de rigor y te toman las huellas digitalmente. Después a por la maleta y pasar el control con ella, donde entregamos el papel de aduanas que habíamos rellenado en el avión.
No nos tocó revisión de equipaje y todo fue muy fluido, incluyendo mis primeras conversaciones en japonés. Y es que en este viaje una de mis metas era intentar poner a prueba lo "poco" que ya se de su idioma.

Como decía, todo fue sobre ruedas y rapidísimo. Si a las 19h estábamos desembarcando, a las 20:10h ya estábamos subiendo al tren rumbo a Tokyo.

Nada mas salir ya hay todos los mostradores de los diferentes tipos de transporte hasta la ciudad.
Nosotros habíamos escogido el tren de la línea Keisei porque nos dejaba en Ueno, justo la zona donde nos alojábamos. Esta compañía tiene 3 tipos de trenes cuyo precio varía según las paradas que realiza. El mas rápido pero caro es el Skyliner (40 minutos, 2470¥), después viene el Sky Access (1 hora, 1240¥) y por último el Main Line (1hora y 15 minutos, 1030¥).
Como no teníamos prisa por llegar, puesto que poco podríamos hacer a esas horas, escogimos el Main Line ya que, de los baratos, era el primero que pasaba.
En el mostrador nos indicaron que para pagar el Main Line y el Sky Access no aceptaban tarjeta, pero que ahí al lado había un cajero (En el artículo de preparativos ya comentamos que esta vez íbamos sin cambiar yenes en casa).
Ese cajero, de 7Bank, deja sacar un máximo de 50.000¥ por tarjeta sin comisión.
Tras comprar los billetes seguimos las indicaciones hasta el andén, hay carteles por todos lados así que no hay pérdida. Al llegar abajo vimos que había mas mostradores, cosa a tener en cuenta si al llegar uno ve que los de arriba están saturados, y que si se tiene una IC card de anteriores viajes, también se puede pagar con ella.
El ticket de "papel" hay que recogerlo al pasarlo por la máquina ya que se ha de volver a pasar a la salida.

El idioma de los paneles se va alternando, y en el lateral te indica que línea es.
El Main Line es tipo metro, así que hay que intentar ponerse en un sitio donde no molestemos mucho con las maletas. Nosotros no tuvimos problemas, pero hay que controlar el tenerlas sujetas para que no salgan rodando.

Y ahí estábamos... ¡rumbo a Tokyo! Ya era de noche, así que poco podíamos intuir del paisaje, pero el silencio que inundaba el vagón y el exceso de carteles publicitarios, llenos de colores y símbolos que uno no entiende, nos mandaba un mensaje: ¡Empieza a creértelo, estás en Japón! ^_^

Tras soltar las maletas en el hotel (ver post de alojamientos) salimos a pasear por el bullicio de Ameyoko. Era viernes y estaba lleno de gente que salía a disfrutar de una cena con los amigos o compañeros de trabajo, y de gaijins alucinando con las luces, los carteles, la exuberancia de esa zona...


Cierto es que no es la mejor zona de Tokyo, que hay gente sin hogar, que no es la mas limpia... pero me encanta. Los chiringuitos, los callejones, las tiendas, las luces... muchos locales seguían en su sitio tras cuatro años, y esa pequeña familiaridad agrandó mi sonrisa. Sin duda, Ueno me hacía sentir cómoda. (Y es una de las zonas que seguimos recomendando para alojarse, por el ambiente, lo bien comunicada que está y porque a pesar de lo "raro" es totalmente segura).

Aunque no teníamos mucha hambre, tras la cebada del avión, quisimos recrear nuestra primera cena en Tokyo y nos fuimos directos al pequeño restaurante de sushi llamado Fujiyama (ver mapa), no es el mejor sushi que comimos y a mi el crudo apenas me gusta jeje pero era cuestión de nostalgia (cenamos los dos por 1230¥, 7 platitos).


Y después, a por un taiyaki de crema del chiringuito que había cerca (ver mapa y post de comer en Japón). ¡Que delicia! ¡Que ganas tenía de volver a comerlos! ^_^


Agotados, pero con una sonrisa, volvimos para intentar descansar en el hotel.
Habíamos empezado por una zona ya conocida, donde la sorpresa del primer viaje dejó paso al sentimiento de familiaridad, de sentirte cómodo, de ver que tras cuatro años recuerdas donde estaban tus locales favoritos, de poder disfrutar de todas las cosas que echabas de menos (como la comida)...¿Y sabéis que? ¡Me encanta!




12 comentarios:

  1. ¡Ay Vero! ¡Que ya estáis en Japón! xD Ojalá y pronto pueda yo experimentar también esa sensación que cuentas de un segundo viaje al país nipón... yo creo que me pasaría lo mismo que a ti. Jeje...
    Con muchas ganas de seguir leyendo más relatos. ¡Abrazo gordo! ;-)

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    1. Seguro jeje al final japón sigue enganchando!
      a ver si puedo ponerme a escribir a buen ritmo...el trabajo y otros temas...you know ;)
      un abrazo

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  2. Que lindo volver a Japon :) pero lo que es mas lindo es que (aunque sea poquito) comenzamos a sentirnos agusto y con familiaridad en un pais tan lejano. Estoy deseando que pasen los meses para poder regresar a Tokio!!

    Mientras estaré atenta a tus historias del Japon v2.0

    Saluditos!

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    1. Verdad que si Olga??? y que envidia me das con todas tus visitas jeje ;) además, seguro que a ti, tu compi, te hace verlo mas cercano todavía.
      un abrazo!

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  3. Qué bien te lo pasas :D. La verdad es que esa sensación de viajar, pero al llegar a tu destino sentirte como en casa, es maravillosa :)

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  4. Deseando seguir vuestro viaje... Felicidades :*

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  5. Yo también tengo ganas de volver a Japón! Y me gusta ese sentimiento de familiaridad! El año pasado repetí en Dublín y en Londres, y fue una sensación tan guay! Sobre todo en Dublín, al que regresaba después de 16 años!!
    Por cierto, si vuelvo a Japón quiero hacer una ruta similar a la que habéis hecho vosotros en esta ocasión.

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    1. A nosotros en Londres también nos pasa, pero con Japón fue especial...tras 4 años me sorprendió poder sentir eso jeje.
      Nakasendo y Kumano son zonas muy bonitas, las recomiendo ;)
      un abrazo!

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  6. Yo quiero volver a sentir eso pero en USA! Tengo millones de ganas de volver, aunque desde que tienen nuevo presidente se me han quitado un poco jeje. A Japón me conformo con ir una primera. Me ha encantado como lo has transmitido, se nota que os apasiona el país!

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  7. USA tb nos encanta! Pero tiene ambientes tan diferentes... En cuanto a sociedad digo. Igual podríamos seguir es familiaridad en NY...
    Has de ir al menos una vez a Japón ;)

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