Era el día de Navidad y nos despertábamos a los pies de la Ciudadela de Carcassonne.
Si el día anterior lo pasamos entre mercadillos y ferias navideñas, este lo haríamos rodeados de las murallas de un enclave mítico en la historia medieval del sur de Europa.
Lo único malo de escoger este día, es que el interior del castillo estaría cerrado, así como los museos y la visita guiada que te permite ver el teatro.
Incluimos el desayuno en el hotel porque al ser festivo teníamos miedo de no encontrar muchos lugares abiertos. La verdad es que salimos muy contentos por la variedad de dulce y salado que ofrecían; Y yo mas al ver la de quesos que podía comer. jeje
Con las pilas cargadas a las 9h pusimos rumbo a la fortaleza. Para ello solo tuvimos que coger un caminito que empezaba detrás de las casas que hay al pie de la muralla, justo al lado del hotel, y que va a dar a la Puerta del Aude.
Subir por el camino y ver que te acercas a la fortaleza es increíble.