28 de agosto de 2012

Zona de Inverness

A partir de este día teníamos los desayunos incluidos en el alojamiento.
Aquí tenían zumos, café, té, tostadas con mermeladas, cereales... la cantidad que quisieras, y a parte podías pedir unos platos. Nos pedimos los Scottish Breakfast, y vienen con Black pudding, muy parecido a la morcilla.


Nuestra primera visita del dia, el campo de batalla de Culloden. Donde, en 1746, se libró la última batalla en suelo británico. Allí murieron 1200 Jacobitas, en su mayoría Highlanders, en menos de una hora y supuso el fin del sistema de clanes, y el último intento para restaurar la casa Estuardo. Si queréis saber mas:

El parking es de pago y la visita no entra en el pase. Pero nos apetecía estar en un lugar con tanta importancia histórica.
Antes de entrar al campo de batalla hay una exposición, tienes audioguías gratis de dos tipos. Una para la exposición interior y otra para el campo propiamente. La interior es muy, muy básica y solo vale la pena si realmente no entiendes el inglés escrito, ya que solo es un resumen de los textos que te vas encontrando. Al final de la exposición tienen un mapa virtual que te enseña como fueron los movimientos en el campo de batalla.
Y nos encontramos con un  hombre vestido de época que iba a explicar la historia (como nos pasó en Edimburgo), pero en inglés claro.

Al salir al campo te dan otra audioguía, va por GPS y se activa la explicación según llegas al punto indicado. Mediante personajes de ambos bandos, te explican que pasó y como lo vivieron de cada lado.


En el campo están las fosas comunes donde se enterraron a los Highlanders divididos por clanes, y un monumento en su honor.


El campo lo conservan tal cual estaba en la época, para que te des cuenta de lo que tuvo que ser luchar ahí (hierbas altas, una zona tipo ciénaga...) El resumen es que Bonnie Prince Charlie y los Jacobitas no perdieron tanto por su desventaja numérica sino por una cagada tras otra en estrategia...
A quien le guste la temática, se lo recomiendo.


A fuera del campo, tienen un cercado con 2 vacas típicas de las Highlands, eran las primeras que veíamos y a partir de ahí intentamos ir a la caza de mas jeje. ¡Son muy graciosas con su flequillo! ^_^



La siguiente parada: Fort George. 
El GPS nos alejó nuevamente de la carretera general durante un tramo, y la verdad, ¡acaban siendo los trayectos mas bonitos! 
El parking es gratuito (cosa de agradecer), y viendo la hora y que prometía ser una visita larga, decidimos comer unos bocadillos allí con lo que habíamos comprado unos días antes en el TESCO.

Jordi estuvo tentado de ir corriendo a espantar las gaviotas para que saliera una foto bonita.



Menos mal que al ver la verja, nos dimos cuenta del cartel que ponía "propiedad del ejercito". Las risas surgieron tras imaginar posibles situaciones con Jordi metido en ese campo...

El fuerte se construyó después de la batalla de Culloden, temiendo otro alzamiento jacobita. Pero no fue así, y ese fuerte nunca ha sufrido un ataque, así que es la mejor representación que se pueda visitar, puesto que está intacto.

Tienen audioguía gratis y entra en el pase. ¡¡Estampita!!
Mediante la audioguía aprendes como era y lo distribuían en la antigüedad y como se utiliza actualmente (aun forman a militares allí, así que paseando te puedes encontrar con soldados).

¡Saludo a lo Highlander!


La puerta pesa, ¡¡mucho!!



Empezó a lloviznar un poco, así que aprovechamos para tomar un chocolate en la cafetería. Amainó pronto y seguimos con la visita.

La capilla, dónde conservan las banderas de los regimientos que han entrado en batalla.


Desde la parte superior de los muros se puede ver la bahía y delfines jugueteando por el agua.
De toda la visita, el polvorín fue una visita muy curiosa y aprendimos mucho con las explicaciones y las precauciones que tomaban para evitar que se fuera todo a tomar por saco por un chispazo.
Para todo aquel que le guste el tema o tenga curiosidad sobre como funcionaba/funciona un fuerte militar, es una visita muy recomendada.

Después nos fuimos a ver Inverness. Dejamos el coche a la orilla del rio Ness y paseamos por la orilla un rato hasta la altura del castillo (de construcción moderna y sede del Sheriff), callejeamos un poco por la zona y subimos a ver el castillo.


Por si echáis de menos la comida española:


Cuando íbamos a irnos, nos cruzamos con una banda  de gaitas que subían a tocar un par de canciones, a ver si se ganaban unos dinerillos. Una buena manera de amenizar la tarde. ^_^
Después se fueron tocando por el centro.



Tras una vueltecilla y visitar alguna tienda, decidimos no complicarnos y cenar en Mcdonalds. Teníamos que aprovechar los pasteles de manzana jeje.
Por cierto, allí las salsas no te las dan envasadas, tienen dispensadores de salsas (ketchup i bbq) y unos cubiletes donde puedes servirte.

Al irnos, la puesta de sol nos dejó éste panorama tan bonito:



Al día siguiente visitaríamos el Lago Ness y tomaríamos rumbo a Skye.

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