23 de febrero de 2020

Visitando Aizu Wakamatsu, la ciudad samurái

Aizu Wakamatsu es una población de la prefactura de Fukushima, al norte de Tokyo. 
Si bien parte de ella es de construcción y aspecto moderno, conserva unas zonas con edificios de la época feudal, unos jardines preciosos, una zona de onsens a las afueras, donde relajarse rodeado de naturaleza, y un castillo reconstruido lleno de historia.

Aizu Wakamatsu

Y es esta historia la que puso Aizu en mi punto de mira, puesto que están orgullosos de anunciarse como la ciudad de los samuráis. 

Aizu Wakamatsu


¿Motivo? Bien, en 1868 se inició la Restauración Meiji, poniendo fin a la época Edo y la era feudal en Japón. El emperador recuperó el poder, hasta entonces en manos del shogun (líder militar), gracias al apoyo del Comodoro Perry y los EEUU que buscaban la apertura de Japón. 
Esto desembocó en una guerra civil, conocida como las guerras Boshin, entre el bando que decidió apoyar al nuevo régimen y los fieles al shogun. 
De todas las batallas, la de Aizu fue la más violenta y decisiva. En su castillo se replegaron las últimas tropas fieles al shogunato, liderados por el clan Aizu. La caída de dicho bastión se considera el final de las guerras Boshin, del antiguo régimen y de la época de los samuráis, clase que vería abolidos sus privilegios con la instauración de la restauración. 

Sin embargo, en Aizu a día de hoy se honra la memoria y el legado de los samuráis. Y son varios los lugares que han conservado y restaurado, donde podemos aprender más sobre lo acontecido. 
Este punto, precisamente para una fan de la historia, es el que puso esta pequeña localidad en mi mapa personal.

*Nota: Esta región no se vio afectada por la contaminación radioactiva de la central de Fukushima, tras el accidente nuclear de 2011. 

Aizu Wakamatsu



Transporte en Aizu Wakamatsu: 

Aizu está conectada por tren de las líneas JR, así que entra en el JR Pass. Desde Tokyo tenemos que hacer trasbordo en Koriyama y el recorrido total dura cerca de 3h. 

Para moverse por la localidad hay dos líneas de bus que enlazan la estación con los puntos turísticos (la roja y la azul). Cada una va en un sentido de las agujas del reloj, así que hay que mirar bien cual de las direcciones nos va mejor.
El billete suelto cuesta 210¥ y el pase de día 600¥. 
El horario es de 8h a 17:30h y pasan cada media hora. 
Yo usé el bus de manera puntual porque caminar en Aizu es muy fácil (o ir en bici si se sabe, podría ser muy buena opción) y a veces faltaba más para que pasara el bus, de lo que yo tardaba caminando. 
Por no decir que por la tarde te quedas sin él. Así que las dos primeras noches regresaba caminando tranquilamente al hotel (ver alojamientos). 

También hay buses regulares, que se paga por distancia recorrida, pero no los consulté, la verdad. 

Actividades: 

Como comenté en el post de preparación, el objetivo de este viaje era disfrutar con calma, realizar actividades culturales, etc. 
En cuanto a las que hice en Aizu, las he comentado al detalle en el post específico: Actividades en Aizu Wakamatsu.

Mi visita: 

Día 1: 

Llegué sobre las 10h a la estación y lo primero que hice fue pasarme por la oficina de Turismo, ahí mismo, donde me dieron mapa en inglés, panfletos de actividades, información del bus...
Y me comentaron que había un servicio de envío de maletas entre los hoteles y la estación. Algo que valoré para el día que iba al ryokan, pero no me cuadraba por horas. 

Después me acerqué al hotel para que me guardaran la mochila y me fui caminando tranquilamente hacia el casco histórico. Lo hice por la avenida principal, Chuo Dori, porque allí se encuentra el taller de Makie, donde tenía la actividad esa tarde, y quería ubicarlo. 
Algo que me llamó la atención fue que había muchos establecimientos cerrados, restaurantes incluidos. Poco rato después me enteraría que era el "Bunka no Hi", día de la cultura, un festivo donde muchos aprovechaban para cerrar. Por suerte para mí, no era el caso de las atracciones principales. 

En esa misma calle me pasé por la otra Oficina de Turismo y, aparte de comprar los primeros amuletos de la zona (unos okiagari koboshi), estuve un buen rato charlando con las chicas (muy majas) y acabaron regalándome una galleta de arroz típica de la zona. 
Les llamó la atención que una viajera sola y europea hubiera escogido Aizu para pasar unos días. Y esa sería la dinámica en la mayoría de sitios a los que iría: sorpresa, curiosidad y algún que otro obsequio en agradecimiento. ¡Me sorprendió mucho pero fue genial! 

Aizu Wakamatsu


Después me puse a callejear por la zona que salía en su mapa como histórica. Y aunque había algunos edificios antiguos (incluso de estilo europeo), estaban mezclados con los modernos. Me decepcionó un poco porque esperaba algo más tipo Takayama. Sin embargo, después descubrí (pasando en bus) que la zona más bonita estaba cerca de la estación secundaria "Nanukamachi" y yo me di media vuelta antes. ¡Me pasaría a verla al día siguiente!

Aizu Wakamatsu
Aizu Wakamatsu


Entré en la destilería de sake Suehiro, donde puedes hacer tours guiados gratis, pero faltaba casi media hora para el siguiente y decidí dejar ese tipo de visita para una "sakería" que visitaría en Kitakata. 

Aizu Wakamatsu
Aizu Wakamatsu


Muy cerca de la destilería se encuentra una calle de adoquines rojos con unos edificios negros hacia la mitad. El más grande de ellos se trata del Fukunishi Honten, una kura (almacén antiguo más casa de los comerciantes) que es especial por haber sido construida con yeso negro. 
Este almacén se puede visitar y normalmente cuesta 300¥, pero por ser el Bunka no Hi salieron a informarme que era gratis (me detuve a leer la información de la entrada y tardaron cero coma en decirme que pasara por favor que era gratis jeje). 

Aizu Wakamatsu



Una vez dentro no solo pude visitar la casa, que es una auténtica maravilla, si no contemplar una delicada exposición de Ikebana. 

Aizu Wakamatsu
Aizu Wakamatsu



Además, a cada estancia nueva a la que me dirigía se acercaba el dueño con el nuevo aparatejo traductor (que ha hecho furor allí) y miraba de ampliarme las explicaciones de los paneles (en inglés) con detalles nuevos y todo en español. 

Aizu Wakamatsu
Aizu Wakamatsu


A la salida me presentó a la maestra del ikebana y volví a verme metida en una conversación sobre que hacía yo ahí y si me había gustado. Que les pudiera responder en japonés y medio entenderles los dejaba aún más chocados. jeje 

El edificio de al lado, también negro, alberga una mini exposición relacionada con Hideyo Naguchi, un famoso bacteriólogo del cual están muy orgullosos en la zona. 

El Bunka no Hi me había regalado una visita muy interesante, pero me traería quebraderos de cabeza para comer... ¡Casi todo cerrado! Al final me metí en un restaurante chiquitito, subiendo unas escaleras, llamado Kuishinbo, donde comí un tonkatsu bueno y abundante (1300¥ y con carta en inglés).


Tras la comida, tocaba ir al curso de Makie

Aizu Wakamatsu


Y al salir, regresando hacia el hotel para hacer el check-in y relajarme un rato antes de la última visita, hice un gran descubrimiento: una pastelería llena de dulces tradicionales, "Sanmangoku" (ver mapa).
Aquí se sorprendieron también mucho de verme y, nuevamente, de que hablara japonés. Preguntas sobre mi viaje, sobre mí, explicaciones de las elaboraciones... lo pasé genial. Me decidí a comprar el wagashi de temporada (dulce tradicional al que le suelen dar alguna forma bonita y, en este caso, era de caqui, 216¥). ¡Y solo diré que estaba tan bueno que volví al día siguiente a por más! De hecho, al día siguiente se alegraron de verme (obviamente recordaban a la única gaijin de la zona jaja), me preguntaron por lo que había visitado ese día, lo que vería el siguiente... Y tras comprarles otro wagashi de caqui y una porción de tarta (a un precio mucho más barato que en Tokyo, 506¥ todo), me dieron a probar su puding y me regalaron otro dulce típico. Si vais a Aizu no os la perdáis, y mirad si tienen el wagashi de temporada. ^_^


La última visita del día fue acercarme a ver el castillo iluminado por el momiji (mediados de octubre a mediados de noviembre, ver web). 
El acceso al recinto es gratis, solo se paga entrada para visitar la torre y al jardín de té (que a esas horas ya estaban cerrados) y esas visitas las realizaría el último día. 

Aizu Wakamatsu
Aizu Wakamatsu


Aunque estaba apartado de mi hotel y tuve que regresar andando (media horita a pie, y totalmente tranquila y segura), mereció mucho la pena acercarme. 
El castillo lucía precioso y apenas éramos 4 gatos haciendo fotos en la zona. 

Aizu Wakamatsu
Aizu Wakamatsu


Para la cena, en vista del éxito del mediodía, tenía localizado un supermercado al lado del hotel, donde, como suele ser normal en Japón, hacían descuento en la comida para llevar a última hora (ver ubicación). 



Día 2: 

Por la mañana me fui a visitar Kitakata (del cual escribiré un post aparte) y regresé a Aizu después de comer. 
Tras pasarme por el hotel para dejar la botella de sake que compré en la destilería de Kitakata, me acerqué en bus al jardín Oyakuen (llegué a las 15h). La entrada cuesta 330¥ pero yo escogí la opción de "té matcha con dulce tradicional" por 800¥ (te dan panfleto en inglés). 

Oyakuen se puede traducir como "Jardín de hierbas medicinales", un nombre dado en el siglo XVIII cuando el señor feudal alentó a los ciudadanos a cultivar plantas medicinales para hacer frente a ciertas enfermedades. 
Y en él todavía se puede contemplar la zona medicinal (donde siguen cultivando ese tipo de plantas). 

Aizu Wakamatsu


Y la zona de descanso y contemplación, con el estanque, la antigua casa de té y la actual, que es donde puedes sentarte a descansar y disfrutar del matcha. 

Aizu Wakamatsu


Apenas había gente visitando estos jardines, pertenecientes a la residencia del antiguo señor de la región, así que disfruté mucho de la calma. 

Aizu Wakamatsu


Al salir, me acerqué a pie a la Asociación Internacional, para dar las gracias por ayudarme en las reservas de actividades, y de ahí me fui a ver la zona tradicional cercana a la estación "Nanukamachi". Donde se encuentran más kuras o almacenes (estos ya del color típico que es el blanco) y casas antiguas, además de un cementerio. 

Aizu Wakamatsu
Aizu Wakamatsu


Según el mapa que me dieron en la oficina de turismo, ahí había el museo dedicado al Shinsengumi, un cuerpo de "policía" especial que se formó para defender el shogunato en Kyoto cuando empezó a estallar el conflicto entre el emperador (con base en la antigua capital) y el shogun, asentado en Edo (actual Tokyo). Sin embargo, las andanzas de algunos de sus miembros no siempre dieron buena fama a este cuerpo de defensa. El hecho es que, tras varias batallas y retiradas, algunos de sus comandantes acabaron luchando en Aizu, el último bastión, del cual algún miembro importante era además, nativo. 

Bueno, pues el museo no es más que una tienda llena de objetos retro y fotos de temática samurái, con una mini exposición en la planta de arriba. Verla y hacerte una foto con el haori típico del Shinsengumi más katana cuesta 300¥ (ver mapa).
En la mini exposición se pueden ver fotos, armas y objetos que pertenecieron al cuerpo. Pero está todo en perfectísimo japonés. Desde mi punto de vista, o te interesa mucho este tema, o no merece la pena. 

Aizu Wakamatsu


Regresé nuevamente a pie, disfrutando del ambiente y la iluminación de esas callecitas tradicionales y me paré en la pastelería, anteriormente mencionada, ¡Esa noche cenaba dulce! jeje 

Aizu Wakamatsu
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Día 3: 

Este día me cambiaba de alojamiento y, aunque hubiera estado bien mandar la mochila al otro hotel, decidí aprovechar mejor el día e ir con ella a pie hasta la zona de Iimoriyama, donde había otra oficina de turismo y allí me guardarían la mochila. 
A pie eran 20 minutos y faltaba mucho más para el bus, así que me puse a andar. Al llegar a la oficina les di la mochila, me dieron mapas e información en inglés para la visita y la chica me comentó que, si al volver quería rellenar un cuestionario me regalarían un llavero de akabeko (el otro amuleto típico de la zona). 

Justo un Akabeko fue lo que pinté en la actividad que hice antes de visitar Iimoriyama.

Aizu Wakamatsu


Al finalizar inicié el ascenso de este monte, famoso por la triste historia de los Byakkotai. Se puede acceder a pie o por unas escaleras mecánicas (250¥).

Arriba hay un cementerio dedicado a los caídos durante la batalla de Aizu, y en especial las tumbas de los 19 Byakkotai (Tigres blancos). Recinto que, por cierto, estaba precioso con el cambio de colores del momiji.

Aizu Wakamatsu
Aizu Wakamatsu


¿Pero quienes fueron? Eran un grupo de jóvenes samuráis, entre 14 y 16 años, que estaban luchando en defensa del Shogun y de Aizu. Tras la retirada en una de las batallas que precedió al asedio del castillo, los jóvenes escaparon a través de una cueva en la montaña (que servía como canalización de agua para la ciudad) y desde ese monte vieron arder el castillo, o eso es lo que creyeron. 
Ante tal situación, tomaron la decisión de cometer seppuku, el suicidio ritual con honor de los samuráis, ya que creían haber fallado a su señor por no llegar a tiempo para la defensa. 
Sin embargo, la vista y la distancia les jugó una mala pasada. El castillo no estaba ardiendo, las llamas estaban fuera de él. La fortaleza tardaría un mes en caer en manos enemigas dando final a las guerras Boshin. 
Aún así, el honor y lealtad que mostraron estos jóvenes conmovieron a la población y a día de hoy siguen siendo un símbolo.

El punto exacto desde donde creyeron ver arder el castillo está señalado con una estatua de un pequeño samurái mirando a lo lejos. Si se mira en esa dirección, en mitad de un cerco de árboles a lo lejos, se puede vislumbrar la torre del castillo. 
No está cerca, de hecho tuve que ayudar a unos japoneses a ubicarlo porque no lo veían. 

Aizu Wakamatsu


En el cementerio también choca ver dos monumentos enviados por los aliados fascistas de Japón durante la II G.M. en honor de los Byakkotai y lo que simbolizaban.
Una columna de granito con una águila, regalo de Italia, y placa de piedra regalo de Alemania. 

Aizu WakamatsuAizu Wakamatsu

Tras ver esta zona, bajé por la ladera del monte que te lleva a la pagoda Sazaedo, una curiosa pagoda de doble hélice (la rampa de subida y la de bajada solo coinciden en la parte superior) y que resulta ser la única construcción de madera original que queda de la segunda mitad del periodo Edo. 
Es pequeña y entrar cuesta 400¥. Yo lo hice por la curiosidad de entrar en un edificio tan especial, pero hay que tener en cuenta que dentro no hay gran cosa. 

Aizu Wakamatsu
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De ahí bajé unas escaleras hasta el santuario Iimoriyama Benten donde se encuentra la cueva a través de la cual llegaron huyendo los Byakkotai.

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Después de esto decidí regresar a por la mochila (hay también un museo dedicado a los jóvenes samuráis, pero no lo visité) y esperar el bus justo enfrente para ir hasta la siguiente visita: la residencia samurái Aizu Bukeyashiki (850¥).

Aizu Wakamatsu


Esta casa es una réplica de la que había originalmente, destruida tras la batalla de 1868, y perteneciente a un samurái de alto rango que servía al clan Aizu en el castillo. 
El recinto es grande, con varios edificios que conforman las dependencias de la familia, las de los sirvientes, casa del té, un molino... y un campo de tiro, donde probé el tiro con arco.

Aizu Wakamatsu
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Para la visita te dan un mapa en inglés con algunas explicaciones. Y se realiza todo desde fuera, no se puede entrar dentro de las dependencias en sí (las habitaciones están abiertas cara al exterior).

Aizu Wakamatsu


Al salir había un restaurante, pero me llamó la atención un chiringuito pequeño donde una anciana vendía manjus en tempura. El manju es un dulce típico, pero jamás lo había probado frito, y además me comentó que había que echarle sal para resaltar el sabor. 
Diría que lo mejor era el precio, 100¥ por el manju (que no eran pequeños) y té gratis (cuanto quisieras), pero no... ¡Lo mejor era el sabor! Tanto, que ahí me quedé, sentada con mi té gratis, el salero y pidiéndole a la amable anciana que me trajera dos manjus más. Ya tenía comida. ^_^

Aizu Wakamatsu


Nuevamente no me cuadraba el horario de bus y, como tenía tiempo, decidí ir andando hasta el ryokan, disfrutando un poco del paisaje, la zona, la visión de las zonas residenciales... e hice un intento de ir a ver un cementerio, no muy lejos del ryokan, donde está la tumba de Kondo Isami, uno de los comandantes del Shinsengumi. La zona es preciosa, un bosque frondoso, con árboles enormes y... ¡Unas pedazo escaleras! Tras inspeccionar el mapa que había abajo, me di cuenta que cargada como iba no lo iba a lograr, así que ya ni lo intenté. 

Aizu Wakamatsu


Al fin llegué a Higashiyama, la zona de onsens y ryokans tradicionales y me dediqué a disfrutar de la estancia en uno de ellos (ver post sobre el ryokan).

Ryokan Aizu

Día 4: 

Tras hacer el check-out en el ryokan, tomé el primer bus del día hacia el castillo llegando a éste antes de su apertura (las 8:30h). 
Dejé la mochila en las taquillas (200¥) y esperé en un banco delante de la torre, mientras observaba a los trabajadores adecentar todo antes de abrir (y con todo me refiero hasta secando los bancos de alrededor, porque de la humedad habían quedado mojados). 

El Tsurugajo es el único castillo con tejas rojas de Japón, aunque ésta es una reconstrucción, puesto que tras su caída en las guerras Boshin quedó destruido. La entrada combinada con la casa del té, que se encuentra en el mismo recinto, cuesta 520¥. 

Aizu Wakamatsu


La reconstrucción se hizo en los años 60, y por aquel entonces optaron por recrearlo tal cual por fuera, pero por dentro es un edificio de hormigón "moderno" tipo museo. A diferencia de otras reconstrucciones posteriores que optaron por darles el aspecto original tanto por fuera como por dentro. 
Aún así, la exposición es muy interesante (no se pueden hacer fotos), porque te explica la historia de la ciudad feudal y en detalle toda la época de la batalla de Aizu y en especial se menciona a la división de las Onna bugeisha o mujeres samuráis (las explicaciones están en inglés).

A lo largo de la historia de Japón han habido una pocas mujeres que han destacado en su papel de guerreras, y entre ellas están Nakano Takeko, hija de un oficial de Aizu, y su división de mujeres samuráis. 
Durante el asedio al castillo, Takeko y el resto de la división femenina se ofrecieron voluntarias para salir naginata en mano (era el arma que empuñaban las mujeres, un palo largo con una hoja curva en el extremo, no portaban armas de fuego a diferencia de los hombres) y lanzarse contra las tropas enemigas. Era un asalto a la desesperada, pero ellas consideraron que valía la pena dar la vida intentando romper ese asedio y así dándole una oportunidad al resto de las tropas. 
Las valientes onna bugeishas arremetieron contra las tropas imperiales con tal fiereza que, sumado a la orden del bando contrario de no matar a las mujeres sino intentar apresarlas vivas, causaron inicialmente muchas bajas entre el enemigo. 
Tal es así que al final el comandante imperial tuvo que revertir su orden y empezaron a disparar a matar. Esas mujeres habían salido a morir y solo así lograron detenerlas. 
Takeko cayó herida de muerte y ordenó a su hermana que le realizará el seppuku y huyera con su cabeza, para no ser deshonrada por el enemigo. Por aquel entonces ese ritual era exclusivo de los samuráis hombres, pero no les importó. Ella luchó como un samurái y moriría como tal. 

Aizu Wakamatsu


Con esta conmovedora historia en mi mente salí de la torre (no es muy grande) y me dirigí a la casa del té Rinkaku para ver su jardín, que estaba precioso por el momiji, y donde disfrutaría del honor de participar en una auténtica ceremonia del té (ver post de actividades).

Aizu Wakamatsu
Aizu Wakamatsu


Y con esta bonita experiencia y buena dosis de historia finalizó mi paso por Aizu Wakamatsu. A mediodía tomé un tren rumbo a Tokyo.
Aunque me quedaron pendiente algunas visitas como a la escuela samurái Nisshikan o a la antigua aldea de posta Ouchijuku (aldea control de las carreteras principales durante la época Edo, tipo Nakasendo que visitamos en 2016) porque quedaban más retiradas y de acceso un tanto más complicado. 

Si bien yo le dediqué 3 días y medio, contando la visita a Kitakata, se puede mirar de compactar más las visitas, en especial si no se realizan actividades, que quieras que no eso roba tiempo. 

Mi conclusión es que si se visita Tohoku, merece la pena pararse a ver Aizu Wakamatsu. O si se busca una escapada de pocos días llena de historia samurái , no muy lejos de la capital. ^_^

Aizu Wakamatsu



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