11 de abril de 2024

Beppu (Visitando los infiernos)

Este día lo pasaríamos visitando las atracciones más famosas de Beppu: sus infiernos. 
 
Beppu
Beppu es el centro turístico de aguas termales más famoso de Japón ya que ofrece diferentes tipos de baños: aguas termales, barro, arena y vapor. 

Sin embargo, la zona cercana a la estación JR (que escogimos por comodidad a la hora de coger el Shinkansen de vuelta a Tokyo) no es la más bonita ni la que elegiría para una noche especial. Hay otras zonas en el área de Beppu, o incluso en el resto de la prefectura de Oita, más bonitas. 

Pero algo por lo que es famosa la ciudad, y que todos los turistas visitan, son sus infiernos (jigoku). Básicamente son pozas de aguas termales para ver (no para bañarse), con características especiales cada una: color de las aguas, barro burbujeante, etc. 
Eso sí, aunque no se pueda uno bañar, llevad una toallita pequeña, porque algunos tienen baños de pies y puede apetecer relajarse un poco.
 
Beppu

Hay varios de ellos, pero son famosos sobretodo siete, porque son los que entran dentro de un pase turístico. Dos de ellos se encuentran en el distrito Shibaseki y los otros cinco en el de Kannawa.  
Tras echarles un vistazo, decidimos que compraríamos el pase (puesto que cada infierno cuesta 450¥ y el conjunto 2200¥), pero solo entraríamos a seis. ¿El motivo? Lo contamos más adelante.

Tras desayunar en la estación, nos pasamos por la oficina de turismo. Allí nos vendieron los pases, nos dieron mapas e informaron sobre los autobuses de la zona. 
Aunque estos salen desde allí mismo (y había ya gente esperando), nosotros preferimos irnos en tren hasta la estación Kamegawa (un par de paradas), puesto que teníamos el JR Pass, y allí tomamos el bus para llegar a los dos jigoku de la zona. 

Después de verlos todos, creemos que (en nuestra opinión) éste es el mejor orden para verlos ya que nos pareció ir de menos bonito a más. 

El bus nos dejó justo enfrente de ellos. Y empezamos por el Tatsumaki jigoku: un géiser que entra en erupción cada media hora aprox y suele durar varios minutos. 

Beppu

Tuvimos la suerte de llegar justo cuando se activaba, así que no nos tocó esperar. 

Comentar que esto de los infiernos es por y para el turismo. Así que encontraréis tiendecitas con souvenirs, dulces, helados, bebidas, etc. en cada uno de ellos. Alguno incluso con cafetería. 

Justo al lado se encuentra el Chinoike jigoku (infierno del estanque de sangre): con un color de agua muy característico y fotogénico. 

Beppu

Al salir, volvimos a tomar el bus para llegar a la zona de los otros infiernos. Aquí el ambiente es diferente al de la estación central: calles mas anchas y bonitas, todos los locales abiertos y luciendo bien de cara a los visitantes, grandes alojamientos hacia las laderas y vapor de agua saliendo por las alcantarillas, detrás de los edificios...

Beppu

El primero de la ruta es el Shiraike jigoku (infierno del estanque blanco). Aunque más que blanco, cuando fuimos estaba de un tono verdoso. 

Beppu

Algo que no nos gustó, y que no sabíamos, es que tienen una zona con acuarios, con peces enormes en peceras pequeñas. Esa parte nos la saltamos y no creo que hubiera entrado si lo llego a saber.
El siguiente de la ruta tocaría el Oniyama jigoku (infierno de la montaña de los ogros), pero éste fue el que nos saltamos porque sabía que tenían una poza con cocodrilos hacinados y nos negamos a ver eso ni a participar de ello. 
Por desgracia, varios de estos infiernos tienen animales en cautividad. De hecho, hay uno, fuera del pase, que hasta tiene un mini zoo.

En fin... Por suerte, los 3 que quedaban no tenían sorpresas desagradables. Es más, fueron los que más nos gustaron.

El Kamado jigoku (infierno de las ollas de la cocina) nos pareció divertido. Nada más entrar te recibe un ogro con una olla de cocinar. ¿Parece un parque temático? Sin duda, pero fue gracioso el lugar.

Beppu

Tiene varias charcas con diferentes colores, algunas de barro. En una un hombre iba mostrando como, al hacerle llegar, con un soplador, cierto mineral a la zona del cráter de barro, empezaba a salir humo. 

Beppu

Además, hay una zona donde puedes hacerte baño de vapor en manos y cara (inhalarlo) y también beber (por 10¥) agua termal (¡Ojo que quema! Está a 80 ºC), spoiler: ¡Tiene regusto a azufre!

Beppu
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Pero lo que más llama la atención es su estanque central, de un color azul/blanquecino muy bonito. 

Beppu

Aquí había baños de pies y cafetería, pero estaba muy concurrido, así que seguimos nuestra ruta. 

El Oniishi bozu jigoku (infierno de la cabeza de monje) quizás no sea el de piscinas más llamativas, pero su recinto lleno de sakuras nos gustó mucho. 

Beppu

Además, las masas de barro gris burbujeante, que parecen las cabezas afeitadas de los monjes (es lo que da nombre a este infierno), nos parecieron hipnóticas. 
No tenía muchas expectativas puestas, pero nos acabó gustando. 
 
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Por último visitamos el Umi jigoku (infierno marino) y, sin duda, éste es el más bonito. No solo por su charca de un color azul espectacular...

Beppu

También por sus grandes jardines, con sakuras en flor, otro estanque grande...

Beppu
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Por un pequeño santuario que hay en el recinto...

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Y porque tiene los baños de pies más bonitos que vimos en todo el día, además de haber poca gente en ellos y poder estar un rato relajados. 

Beppu

En la tienda/cafetería se puede comprar huevos cocinados en las aguas termales por 100¥.

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¡Y por cierto! El panfleto que te dan con el pase, tiene unos recuadros para ir coleccionando los sellos que hay en cada uno de los infiernos. Por supuesto que lo hicimos. ^_^

Cuando finalizamos el tour, decidimos bajar hasta la zona donde nos había dejado el bus, porque allí se encuentra un restaurante famoso por su estilo de cocina: Jigoku Mushi.
En esta zona es típica la comida cocinada al vapor de las aguas termales. Pues bien, en este restaurante tu seleccionas los productos (o sets) que quieres comer y te los cocinas en unas cestas al vapor.

Beppu

Fuimos decididos al lugar, llegamos a las 13:30h y alucinamos con la de gente que había. 
Nos informaron que había 1h de espera para la selección de productos. Después tocaba esperar a tener una vaporera libre y calcular unos 15-30 minutos de cocinado (depende de los productos). Y luego encuentra mesa para comer, porque la gente iba de un lado para otro, con sus bandejas, buscando donde sentarse...
Viendo el panorama, decidimos tirar de plan B.

Una amiga me había hablado de un restaurante en la montaña, el Okamotoya, que decía ser el lugar donde hicieron el primer onsen pudding, en la zona de Myoban onsen. Allí también había una visita curiosa que quería hacer (y también hay un onsen pero ese día estaba cerrado), así que, bus y p'allí que nos fuimos. 

Beppu

Cuando llegamos no había mucha gente, así que pudimos comer tranquilamente. Unos Udon con huevo cocido en agua termal y un Toriten (pollo frito) con una salsa cítrica, típico de la zona, por 1265¥, además de un pudding por 300¥. Como veis, el precio de la comida es muy barato y estaba muy bueno. Eso sí, aunque el pudding estaba delicioso, yo sigo enganchada al pudding de leche. jeje.

Beppu
Beppu

En el restaurante también tienen una pequeña tienda donde venden sales de alumbre, medicinales según dicen, y las entradas para el Myoban jigoku (200¥), un "infierno" histórico, donde se recogía alumbre desde la época Edo.

Beppu

Tras comprar las entradas, cruzamos la carretera para entrar en la zona por la que te dejan pasear. Allí una mujer muy amable nos recogió los tickets, acariciamos a sus gatetes y entramos para ver como son las cabañas por dentro.

Beppu

El sitio es pequeño y estábamos completamente solos. Habrá quien considere que es poca cosa, pero estos pequeños rincones antiguos son los que nos gustan.

Al finalizar decidimos volver al hotel y el bus que pasaba por allí justo nos dejaba en la estación. Haciendo todo el recorrido de vuelta, constatamos que, precisamente la zona de la estación central era la más "decadente" de todas. El resto de lo que vimos era bastante más bonito y lleno de sakuras.

Al llegar al alojamiento preguntamos por los onsens privados (tienen de diferentes aspectos) y reservamos hora para el que más nos gustó, de aspecto tradicional (500¥).
Como aún faltaba un rato, nos fuimos a ver los onsens públicos. Y en este caso, el de chicas resultó ser mucho más bonito (fuimos a una hora que no había nadie y ambos hicimos foto para comparar).

Beppu
El de chicos
Beppu
El de chicas

El privado estaba muy chulo. 

Beppu

Después del baño, nos acercamos a un centro comercial que estaba cerca y resultó estar también bastante dejadillo, con muchos locales cerrados. Encajaba en la zona. jeje. Allí aprovechamos para comprar unas bebidas en el supermercado, un pudding de jersey para el postre y después nos fuimos a por los takoyakis, que vimos la noche anterior. 12 takoyakis costaban 600¥. Barato y bueno. De hecho nos pillamos dos que había hambre. 

Beppu

Nos volvimos al alojamiento y comimos en una zona común habilitada para ello. Descansamos y a preparar la vuelta a Tokyo, empezaba la etapa final del viaje. 

Sobre Beppu decir que, aunque algunos de los infiernos nos gustaron, al final es lo que es: Un tanto turistada. 
Si pilla de camino pues no está de más pasar, o lo combinaría con otras visitas en la zona de Oita, algún ryokan bonito fuera de la ciudad, incluso como nosotros con Kurokawa... Pero ir hasta ese extremo de Kyushu solo por sus infiernos, quizás no lo aconsejaría. Invertiría ese tiempo en otras visitas. 
Peeeero para gustos, viajes.



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