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28 de febrero de 2020

Visitando Kitakata y su famoso ramen

Aizu Wakamatsu estaba en mi punto de mira desde hacía tiempo e iba recopilando información sobre la localidad y sus alrededores. 
Entonces, un buen día, leí que Kitakata era una de las  tres capitales del ramen... ¡Ramen! ¿Y a quien le encanta el ramen?... ^_^

Además, también es famoso por su sake y por conservar un gran número de "kuras", antiguos almacenes. 
Gastronomía y arquitectura tradicional... ¡Escapada perfecta!

Kitakata

Como quería aprovechar la tarde en Aizu, me planté prontito en Kitakata. 
Llegué a las 8:35h a la estación y lo primero que hice fue pasarme por la oficina de turismo a por mapa e información en inglés. 
La chica de la oficina, nuevamente, se sorprendió al verme, y más aún al hablarle en japonés. Tras charlar un poco sobre mis viajes y ayudarme a localizar en el mapa todos los puntos que iba a visitar, me dio las gracias por haber escogido Kitakata para mi visita y me regaló una senbei (una especie de cracker de arroz, típico de la zona). Mi visita no podía empezar mejor. ^_^

Me comentó que hasta la zona más tradicional podía ir en bus, porque andando eran como unos 15 minutos y la zona no es que tuviera nada especial. 
Aún así, como aún faltaba un poco para el bus, decidí acercarme caminando ya que hacía buen día, a pesar del frío. 

Mi primera parada fue en la bodega de sake Yamatogawa Shuzo, que data de 1790. 

Kitakata

Al entrar, pregunté por la visita al museo y me dieron unos panfletos en inglés (con alguna explicación de cada sala) y me indicaron por donde ir, haciéndome ver que fuera por libre y al final me harían una cata, todo gratis. 
Sin embargo, yo sabía que hacían visitas guiadas y me fijé en los horarios (quedaban 15 minutos para la siguiente). Así que les insistí en ello. No sabía nada de sakes, así que, por poco que pillara de las explicaciones en japonés, sería mejor que nada. 
Al percatarse de que entendía bastante (ojo al dato, que desde el inicio le hablé en japonés, pero les cuesta darse cuenta jeje), llamó a una chica jovencita y me dijo que fuera con ella: ¡Me iban a hacer un tour privado! ¡Y gratis!

La verdad es que agradecí tal amabilidad. La chica me habló despacio, buscando a veces sinónimos que yo entendiera o incluso algo en inglés. 
Gracias a eso pude disfrutar con mucho más detalle de la pequeña exposición, saber sobre el proceso del sake, las variantes, la propia historia de esa bodega (con varios sakes laureados)...

Kitakata
Kitakata

Antes de finalizar, me contó sobre la importancia del agua de Kitakata, venida de unas montañas que se avistan a lo lejos. Enfatizó en que, es gracias a esa agua que Kitakata goza de mucha fama, tanto en sus sakes como en su ramen. E insistió en que la probara de la fuente que tienen en el interior (tienen otra fuente en el exterior).

KitakataKitakata

Por último, me hizo una cata en la zona de la tienda. Yo no soy muy de sake "normal", lo encuentro muy fuerte, aunque ella hizo por buscarme los más suaves. Y he de admitir que se les notaba diferentes sabores, aromas... Como el vino, vamos. 
Al ver que tiraba hacia lo suave y dulce, me sirvió uno de melocotón. ¿Veredicto? Acabé cargando con una botella. jajaja Y es que estaba realmente bueno y no lo encontré nada caro. (1320¥ la botella de 500ml)

Al salir, me dediqué a pasear por la calle Fureai-dori, que es donde se concentran gran número de los kuras (la mayoría combinan blanco con negro y los ventanales con borde escalonado) y otros edificios antiguos. 

Kitakata
Kitakata

El mayor chasco me lo llevé al llegar al santuario del ramen, señalizado con una torii hecha con dos palillos gigantes. Dentro de este almacén se puede probar el helado de ramen y aprender más sobre este plato típico. Pero justo ese día y el anterior (que fue festivo) estaban cerrados. ¡Mi gozo en un pozo!

Kitakata

Pues nada, a seguir paseando hasta que llegué a la residencia de la familia Kai.

Kitakata

Esta casa/almacén perteneció a unos comerciantes, que se hicieron ricos con el comercio del sake y la seda, a finales del periodo Edo e inicios de Meiji. Y se puede visitar gratis por la parte del jardín. 

Al llegar, entré en la recepción y allí me dieron unas hojas con algo de información en inglés, sobre la familia y el edificio en sí. Pero al ver que sabía japonés, una de ellas se ofreció a acompañarme y explicarme con más detalle. Así que lo pude disfrutar todavía más. ^_^

La visita se hace rápido, ya que básicamente es entrar en el jardín y ver las estancias desde fuera. Pero es realmente bonito, tanto las habitaciones, el baño, como el propio jardín japonés. 

Kitakata
Kitakata

Después me acerqué hasta el Ramenkan, una mega tienda de souvenirs que giran en torno, como no, ¡del ramen!
Tienen de todo: bols, palillos, calcetines, llaveros, golosinas, etc. Todo lo que puedas imaginar con forma o sabor a dicho plato. Y sí, también venden preparados para ramen. jeje 

Kitakata

A estas alturas ya había visitado todo lo que me había propuesto (hay más lugares, como un museo sobre los kuras, pero me pillaban más a desmano) y el restaurante Bannai, con mucha fama, me pillaba de regreso del Ramenkan hacia la estación, así que, aunque era pronto, decidí ponerme ya a la cola (abre de 7 a 18h y cierra los jueves).
Y es que a las 11:40h ya había gente haciendo cola. Como referencia: yo me puse a la fila que estaba fuera del local, tenía 6 personas delante (dentro había más) y tardé media hora en sentarme. Eso sí, ya con el plato puesto. Cuando salí, a las 12:40h conté unas 30 personas fuera haciendo cola. ¡Y no era fin de semana!

Kitakata

El caldo del ramen de Kitakata es de base tonkotsu (huesos de cerdo) al que añaden soja haciéndolo algo más ligero, a diferencia del de Hakata que es tonkotsu puro.
En cuanto a los fideos, son mas gruesos y rizados que los de otros lugares. 
Yo me pedí la opción chasumen, que lleva un extra de carne, y fue lo que más me gustó. ¡Realmente buena! Ese pedazo bol de ramen, que no pude terminar por la cantidad de fideos que llevaba, costó 1000¥.

¿Veredicto? Está bueno, y en especial la carne, pero prefiero los fideos "normales" y soy más fan del sabor tonkotsu puro, sin la soja. Pero eso es a gustos claro está. Aunque, al margen de cual sea mi favorito, sin duda la buena fama del ramen de Kitakata está más que justificada ^_^ 

Kitakata

Con lo llena que salí, opté por volver a pie, con calma, hasta la estación. A ver si lograba bajar un poco el atracón. jeje Y es que, aunque el día podría haber dado para más en esta población, preferí priorizar las visitas de Aizu

Sin ser un destino al que llamaría TOP, Kitakata me ofreció la opción de disfrutar de ciertas visitas con calma y muy alejada del turismo, como las bodegas de sake. 
No me desviaría solo por ella, pero si se pernocta en Aizu o alrededores, creo que acercarse a comer y de paso recorrer algunos lugares de interés, es buena idea para respirar otros aires japoneses. 





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