Cuando empecé a pensar que actividades quería realizar en mi cuarto viaje a Japón, esta vez en solitario, tenía claro que, al menos, una sería de artes marciales.
Y si hay una arte marcial con la que conecto, es el Karate.
Lo practiqué hace 10 años, el estilo Shotokan (escuela que fundó el maestro Funakoshi, considerado el padre del karate moderno y cuyo libro autobiográfico me marcó). Pero por varios motivos abandoné el dojo al que iba y su práctica.
Desde entonces no son pocas las veces que me he planteado la posibilidad de volver, buscar un nuevo dojo... He de reconocer que es una espinita que tengo clavada.
Así que, la idea de volver a disfrutar de una clase de Karate Shotokan, además en Japón, fue cobrando cada vez más fuerza.